Por: María Emilia Zuchelli

La Virgen le había dado una misión a Juan Diego. Ella se le había aparecido en el cerrito Tepeyac pidiéndole que llevara un mensaje en su nombre al Obispo.

Él le hace caso y va a en busca del obispo Fray Juan de Zumárraga para llevarle el mensaje que le encargo, pero este no le creyó. ¿Cómo iba a creerle? Era un pobre indígena, no parecía ser muy digno, ni culto ¿por qué debería creerle?

Él volvió hasta el cerrito y le dijo a la Virgen que el padre no le había creído, le pidió “(…) manda a alguien más culto que yo, que yo no sé nada, yo soy un ignorante, soy un hombre de la tierra.” Pero ella era la Virgen, si lo había elegido era por algo. Así fue que ella le respondió:

“Escucha el más pequeño de mis hijos: ten por cierto que no son escasos mis servidores, mis mensajeros. Pero es muy necesario, que tú personalmente vayas y mucho te ruego, hijo mío el menor y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana al ver al obispo, y de mi parte hazle saber mi voluntad”

Juan Diego volvió de nuevamente a la iglesia y esta vez Zumárraga le pide una señal, una prueba. El obispo debía asegurarse de que lo que le contaban era cierto.

La Virgen acepta mandarle una señal como prueba y le pide a Juan Diego que volviera al siguiente día al cerrito de Tepeyac, allí ella le daría la prueba que necesitaba.

Pero no todo puede salir perfecto, algo tenia que interferir en el camino.

Sucede que, al siguiente día, Juan Diego en vez de ir al cerrito, se escapa de la virgencita y decide tomar otro camino para poder salvar a su tío enfermo que estaba convaleciente y sin fuerzas para continuar viviendo. Este, Juan Bernardino, sabiendo lo cerca que estaba su muerte, le pidió un último favor: que llamara al cura para la extremaunción. Por supuesto Juan iba a cumplir su deseo, aunque debiera dejar a su niña del cielo plantada en el cerrito Tepeyac.

La virgencita, como si de una madre se tratara, dispuesta a todo por sus hijos, bajo del cerro a buscarlo y a consolarlo. Ella venía a este mundo para ello, a escuchar a sus hijos, a traerles esperanzas, a iluminarlos. Lo encontró y le dijo:

“No tengas miedo, mi hijo…So coyotito mío, no tengas miedo. ¿A caso no estoy yo aquí, que tengo el honor, la dicha, la alegría de ser tu madre? ¿A caso no soy yo tu protección, tu resguardo? ¿A caso no soy yo la fuente de tu alegría, la fuente de tu salud? ¿No estas acaso en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿De qué otra cosa tienes necesidad? (…) Tu tío ya está bien.”

Juan Diego le creyó inmediatamente y cumplió el trabajo que le habían encargado buscando la prueba y llevándose al obispo.

FUENTE:

Historia apasionada de la Virgen de Guadalupe. Mons. Eduardo Chávez/P. Javier Olivera Ravasi, (12 dic. 2021) en el canal de YouTube «QNTLC, que no te la cuenten» Sitio Web: https://www.quenotelacuenten.org/

Los misterios de la tilma de Guadalupe (video completo), (15 nov. 2019) en el canal de YouTube «Maria de Nazaret» Sitio Web: https://www.nazaret.tv/inicio  

Libro traducido al español “Nican Mopohua. Clodomiro Siller Acuña” que se puede descargar gratis en el sitio “Academia”. Sitio Web: https://www.academia.edu/