Por: María Emilia Zuchelli

Según el Mons. Eduardo Chávez los indígenas estaba sufriendo un “apocalipsis”, creían que su mundo tal y como lo conocían se estaba acabando porque estaban sucediendo cosas que no se esperaban.
Algunas de estas son el que les prohibieran hacer los sacrificios para el solsticio de invierno, el que hubiera ocurrido tres terremotos, el que apareciera una peste que estaba matando a muchos indígenas, el que pasara un cometa, y así muchas cosas más que los llevaba a no saber que iba a suceder después del solsticio.
Aclaro que el solsticio de invierno para ellos era el momento en el que la luz luchaba con la oscuridad. Era un evento que marcaba el comienzo de un nuevo ciclo y la celebración de la renovación del sol, representada por el dios Huitzilopochtli.
Pero esto es un interesante tema para hablar en otro momento. Yo lo que busco es representar lo que sentían los aztecas en ese momento con la actualidad.
Todos los días vemos sucesos preocupantes, desde desastres naturales hasta las acciones del hombre en general. ¿No están sucediendo terremotos en los lugares menos probables de que sucedan? ¿No están apareciendo nuevo virus y enfermedades que nos aniquilan? ¿No hay cada vez más hambruna? ¿No nos estamos destruyendo entre nosotros? ¿No hay cada vez más guerras? ¿No estamos perdiendo la esperanza como la perdieron los indígenas en 1531?
No digo en que estemos en un “apocalipsis” en el sentido literal de la palabra, pero creo que entre tanta guerra, muerte y destrucción del mundo lo único que se logra es una autoeliminación de nosotros mismos, una perdida de esperanza que te saca las ganas de vivir. Las personas no piensan en sus futuros porque no saben si van a poder tener uno. La vida ya no importa.
FUENTES:
Historia apasionada de la Virgen de Guadalupe. Mons. Eduardo Chávez/P. Javier Olivera Ravasi, (12 dic. 2021) en el canal de YouTube «QNTLC, que no te la cuenten» (https://www.youtube.com/@QNTLC)