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Mentalidad Indígena y el milagro guadalupano

Por: María Emilia Zuchelli

Los dioses los habían abandonado. Eso creían los aztecas. Su mundo, tal como lo conocían, parecía desmoronarse ante sus ojos. Pensaban que el fin de su mundo se acercaba cada vez más rápido con señales claras y pesadas como presagios: tres terremotos estremecieron la tierra en 1530. En 1531, un eclipse oscureció el cielo y un cometa atravesó la noche. El solsticio de invierno se acercaba, y con él el temido “año 13 caña” (13 acatl), que marcaba, según sus creencias, el fin del tiempo, la destrucción total, la caída del sol.

En ese contexto de miedo y desesperanza, el 12 de diciembre de 1531, ocurre algo inesperado. La Virgen, la Madre del cielo, eligió ese preciso día para hacer su milagro: grabarse en la tilma de Juan Diego, humilde indígena recién convertido al cristianismo. Aquello no fue una casualidad. Fue una respuesta. Fue una luz.

Para los aztecas, este acto fue una revelación. Ellos la vieron como la salvadora. El hecho de que se halla impreso en una tilma, para los indígenas, era realmente importante. La tilma no era solo una prenda para cubrirse, si no que era una parte de su persona. Cuando nacías y te bautizaban, te bañaban con una tilma puesta. Cuando se casaban, anudaban la tilma del hombre y la mujer para representar la unión. Cuando fallecían, eran enterrados o quemados con la tilma.

La tilma era la continuación de su persona, era cuerpo, identidad y alma. Que la Virgen apareciera grabada en la tilma de Juan Diego significaba una transformación espiritual: ella elegía ser parte de su ser, poder transmitir la verdad divina a través de él. En sus pliegues se grababa un mensaje eterno: la escucha de Dios, la esperanza viva, la maternidad del cielo hecha presencia en la tierra.

La Virgen se aparece no una, sino cuatro veces a Juan Diego. El número cuatro para los aztecas significaba plenitud, de universo completo. Y si se la mira con más profundidad su imagen hablaba aún más para los aztecas: en sus ropas, en sus colores, en los símbolos que la vestían, se escondían los códigos de su cultura.

La Virgen de Guadalupe aparece para llenar ese anhelo de vida que estaban sufriendo los indígenas.

Vino a sanar a un pueblo herido, a ofrecerles consuelo.

A darles un lugar en donde pertenecer y donde sean aceptados.

A un pueblo roto, les ofreció amor.

FUENTE:

Historia apasionada de la Virgen de Guadalupe. Mons. Eduardo Chávez/P. Javier Olivera Ravasi, (12 dic. 2021) en el canal de YouTube «QNTLC, que no te la cuenten». Sitio Web: https://www.quenotelacuenten.org/

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