Imprimir

“Soy del cielo”: La Primera Aparición de la Virgen a los Tres Pastores

Por: Rafaela Randello

Fátima, 13 de mayo de 1917 — En un día de primavera marcado por el temor y la incertidumbre de la Primera Guerra Mundial, tres niños del interior de Portugal afirmaron haber visto una figura resplandeciente que cambió la calma cotidiana de su aldea y encendió la curiosidad —y la duda— de toda la comarca. Lo que cuentan Lucía, Jacinta y Francisco no fue un rumor más: fue el inicio de una serie de apariciones que, desde entonces, se convertirían en uno de los episodios religiosos más comentados del siglo XX.

El acontecimiento tuvo lugar al mediodía, cuando los tres ninos —después de asistir a misa y alimentar las ovejas— jugaban en las cercanías de Cova da Iría. Según relatan, cuando hacían castillos con piedras y rezaban el rosario, una luz intensa interrumpió su juego. “Era una Señora vestida de blanco —diría después Lucía—, más brillante que el sol, derramando una luz más clara e intensa…”. La figura se les apareció sobre la copa de una pequeña encina y habló con ellos con tono sereno: “No temáis… yo no os hago mal”.

La presencia no se limitó a un saludo. La mujer, que los niños describieron como proveniente “del Cielo”, pidió una cosa concreta: que los tres volvieran durante seis meses seguidos, el día 13, a la misma hora. Además prometió reaparecer una séptima vez. Les encomendó rezar el rosario diariamente “para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra” y, ante la pregunta angustiada sobre su destino, aseguró: “Sí, iréis al Cielo”.

La visión no fue un episodio privado: al regresar a sus hogares la noticia se propagó con velocidad por Jacinta, incapaz de guardar silencio, contó con entusiasmo hasta los detalles de la aparición —el vestido blanco, el cordón de oro, el rosario brillante— y su madre y vecinos reaccionaron con mezcla de incredulidad, burla y asombro. El padre de Jacinta, tras meditarlo, terminó por aceptar la posibilidad de que algo sobrenatural hubiera ocurrido: “Desde el principio del mundo Nuestra Señora se ha aparecido muchas veces… Sea lo que Dios quiera”, dijo.

El testimonio de Lucía es particularmente íntimo: describe cómo, al abrir la visitante sus manos, una luz penetró “en nuestro pecho y en lo más íntimo del alma”, induciéndolos a una experiencia de adoración que los llevó a repetir en voz baja: “Oh Santísima Trinidad, yo os adoro”. También relató la oferta que la Señora les hizo —ofrecerse a soportar sufrimientos en reparación por los pecados del mundo— y la promesa de consuelo: “Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os confortará”.

Lo que comenzó aquel 13 de mayo no quedó en un día aislado: la Señora había pedido volver, y el pueblo entero esperó, escéptico y expectante, las citas sucesivas que finalmente transformarían Cova da Iría en lugar de peregrinación. Para los niños fue el inicio de “mucho sufrir” y de una fama que a la postre superaría con creces la modesta geografía de Aljustrel.

Así, entre el brillo de una luz inexplicable y la sencillez de tres voces infantiles, nació una historia que mezcla fe, asombro y conflicto comunitario —una historia que, seis meses después, demostraría si Fátima era el secreto de un momento o la señal de algo más grande.

FUENTE


Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Tabla de contenidos