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 El secreto de Catalina: la santa que no quería contar su historia

Por: Rafaela Randello

Santa Catalina Labouré tuvo visiones que marcaron la historia de la fe. La Virgen se le apareció, le habló, le pidió algo extraordinario. Y ella… se lo guardó en silencio durante años.

durante años. Podría haber sido famosa, admirada, entrevistada. Pero Catalina no quería ser vista, no quería ser nombrada. Su deseo era que la Virgen brillara, no ella.

 “No soy nadie… ¿por qué me eligió a mí?”

Durante más de 40 años, Catalina mantuvo su identidad en secreto. Ni siquiera cuando la Iglesia investigó las apariciones de la Medalla Milagrosa en 1836 reveló su nombre. Todo lo vivió en la sombra, mientras cuidaba ancianos en un hospicio de París.

Hasta que, en 1857, su confesor, el padre Aladel, le pidió que escribiera sus memorias. Ella respondió con humildad: “Me siento incapaz de hacerlo, pero voy a intentarlo con sencillez.” Y lo hizo, solo por obediencia, en un texto anónimo, con pocas palabras, casi sin adjetivos. Como si no quisiera que el foco se desviara de los hechos. Solo ocho meses antes de su muerte en 1876, Catalina confesó su secreto a su superiora.

Desde entonces, esas notas escritas con temblor y obediencia fueron valoradas como un tesoro espiritual. Un testimonio silencioso de una mujer que nunca quiso protagonismo, pero cambió la historia de la devoción mariana.

Para leer parte de los relatos de Catalina podes acceder a la seccion: Relatos de santa Catalina Labouré en la pagina Somos Vicencianos

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