La Redención: la gran obra de Dios, y María Corredentora
Por: María Emilia Zuchelli
Dios ha hablado en muchos momentos y de diversas formas, pero su palabra definitiva es Cristo. En Él se revela la Redención, el acto supremo de amor y rescate de la humanidad. Como explica la teología cristiana, redimir significa liberar de la esclavitud a través del pago de un precio. Y el precio fue la sangre misma de Jesús, entregado en la cruz. Allí, Dios llora y sufre en su forma humana por la humanidad esclavizada por el pecado y la muerte eterna.

Esta Redención es más grande aún que la creación misma. Dios nos crea por amor, pero nos rescata haciéndose uno de nosotros, asumiendo nuestra carne y ofreciéndose en sacrificio para satisfacer la justicia divina. Jesucristo, nacido de María, es el Redentor; y su madre, inseparable en este camino, participa de forma única en esta obra.
Cristo redime, pero invita a todos sus discípulos a continuar su obra. Esto es lo que se llama corredención: participar subordinadamente de la obra de Redención de Cristo. No se trata de igualar su sacrificio, sino de unirse a Él ofreciendo nuestras vidas, sufrimientos, oraciones y acciones por nuestra salvación y la de los demás.
Nadie participa más íntimamente de la obra redentora que María. Ella es, desde el inicio, colaboradora plena y total de Dios. Al aceptar ser la Madre del Salvador, coopera con el plan divino, y su participación se consuma al pie de la Cruz, donde su corazón inmaculado se une al sufrimiento de su Hijo. María no se rebela ni cuestiona, sino que, en silencio y fe, acoge el misterio de la cruz. Ella se ofrece espiritualmente con Jesús al Padre, compartiendo su sacrificio con el corazón traspasado.
Por eso, el padre Lofeudo afirma con fuerza: «María se configura plenamente a su Hijo. María se convierte en la Madre de todas las almas víctimas». En este papel maternal, María intercede por la humanidad, ofreciendo su dolor y su amor por la salvación de todos. En sus apariciones, no viene por sí misma, sino en auxilio de sus hijos.
Hoy más que nunca, María nos llama a volver a su Hijo, a preparar nuestros corazones para su segunda venida. Como Madre de clemencia, su presencia en la historia es la luz que ilumina, una voz suave pero firme que nos recuerda que la salvación está en nuestras manos, si aceptamos colaborar con la gracia de Dios.
FUENTES:
- Video pubublicado en YouTube con el nombre “5to. DOGMA MARIANO “MARÍA CORREDENTORA” 1/2 P. JUSTO LOFEUDO ÁMSTERDAM Y AKITA LO CONFIRMAN.” (24 jul.2024), en el canal “En la Iglesia”: https://www.youtube.com/@enlaiglesia1
- Canal de Facebook de “En la Iglesia”: https://www.youtube.com/@enlaiglesia1
- Más información sobre el padre Lofeudo en el artículo biografico en Aidsky “Padre Justo Antonio Lofeudo”.