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María en el misterio de Cristo según Redemptoris Mater

En la encíclica Redemptoris Mater (Juan Pablo II, 1987), profundiza en el papel único de María en el misterio de Cristo, subrayando su participación en la obra de la salvación. Desde su aceptación en la Anunciación hasta su presencia al pie de la cruz, María es considerada no solo la madre biológica de Jesús, sino también una colaboradora consciente en el plan divino de redención.

El Papa destaca que, en el momento de la Anunciación, María responde al llamado divino con un “sí” total y libre: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1:38). Este gesto de aceptación total es presentado como el inicio de su colaboración activa con la obra de Cristo, la cual perdura a lo largo de su vida. El Papa resalta: “María se hizo plenamente consciente de la misión que Dios le confiaba, es decir, de su papel en el misterio de la salvación” (Juan Pablo II, 1987, p. 10).

En particular, la presencia de María al pie de la cruz, durante la pasión de Cristo, es central en la reflexión del Papa. María, viendo a su Hijo sufrir, no se desvincula de él, sino que, en su dolor, sigue siendo parte del sacrificio redentor. El Papa señala: “María no solo fue testigo de la muerte de su Hijo, sino que, al igual que él, participó de manera única y singular en el sacrificio redentor” (Juan Pablo II, 1987, p. 20).

El Papa explica que, María no solo es la Madre del Salvador, sino “la Madre de todos los hombres” (Juan Pablo II, 1987, p. 12). Esto refleja su cercanía a la humanidad y su intercesión constante ante Dios por todos los creyentes.

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