Testimonio de María Antonia Huertas
Autor: Arias Daiana
María Antonia recuerda con claridad su infancia marcada por las apariciones de la Virgen en Garabandal a comienzos de la década de 1960. Tenía apenas 9 o 10 años cuando llegó al pequeño pueblo cántabro junto a sus padres, en un entorno humilde donde las ventanas se cubrían con cartones y papeles y la fe se respiraba en cada rincón. Allí convivió y jugó con las videntes Mari Loli y Conchita, participó de los rosarios colectivos y fue testigo de los éxtasis que impresionaban a todos los presentes.
Entre sus recuerdos más íntimos, destaca el episodio de una medalla bendecida por la Virgen que llevó consigo al río. La perdió en las aguas y, contra toda lógica, volvió a encontrarla al año siguiente. Para ella, ese hecho simboliza la cercanía de la Virgen y su respuesta silenciosa a quienes confían en su intercesión. Fue uno de los momentos que más marcaron su experiencia personal en Garabandal.
Otro recuerdo inolvidable es el de una figura con el rostro de la Virgen que heredó de su tía, residente frente a la iglesia del pueblo. La imagen había sido bendecida durante las apariciones y, con el tiempo, viajó más allá de las fronteras españolas: unos peregrinos rusos que llegaron a la casa de su tía para conocer Garabandal se la llevaron consigo en una peregrinación.
FUENTE:
- Virgendegarabandal. (2015, abril 28). Testimonio de María Antonia Huertas (testigo de Garabandal) [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=XXXXX