La defensa espiritual de Leningrado

En medio del hambre, el frío y el rugido de los cañones, cuando la sombra de la derrota parecía cerrarse sobre la sitiada Leningrado, la ciudad fue testigo de un acontecimiento que aún hoy resuena entre la historia y la fe. Corría el año 1941, y el anillo de acero nazi había cercado la ciudad, condenándola a un suplicio de casi 900 días. Fue entonces cuando, desde el lejano Líbano, el Metropolitano de Antioquía Elías lanzó una advertencia que parecía un eco profético:
“No entreguen Leningrado. Que el icono de la Madre de Dios de Kazán rodee la ciudad en procesión. Si no se cumple, Rusia morirá.”
Aquellas palabras llegaron hasta Moscú. Y lo increíble sucedió: en un régimen que había perseguido a la Iglesia durante décadas, el propio Stalin recibió a una delegación eclesiástica. El órgano oficial del Partido, Pravda, publicó algo impensado: por primera vez, el líder soviético declaraba que no impediría la elección de un Patriarca. Así, el Metropolitano Alexy de Leningrado asumió su cargo y recibió de Stalin la misión de cumplir con lo transmitido por Elías.
Del polvo y el olvido emergió entonces el venerado Icono de la Madre de Dios de Kazán, hallado entre reliquias abandonadas en la catedral de Vladímir en Leningrado*. Aquel símbolo, arrojado tiempo atrás como un objeto supersticioso, fue sacado a la luz para convertirse en estandarte de resistencia. Con él, se realizó la procesión alrededor de Leningrado. Algunos aseguran que no fue a pie, sino desde el aire, como antes se había hecho sobre Moscú. No existen documentos que lo prueben, pero la tradición permanece.

Lo cierto es que, a partir de ese momento, la vida espiritual de la ciudad revivió. En medio de las bombas y el hambre, se reabrieron diez templos y los sacramentos volvieron a celebrarse. El gobierno, en un gesto insólito, otorgó harina y vino a los sacerdotes para la comunión. En diciembre de 1941, en la catedral de San Nicolás, las columnas del calendario litúrgico se llenaban día a día. Las fotografías de la época muestran iglesias abarrotadas, donde la multitud permanecía incluso bajo los bombardeos.
En la Pascua de 1942, el gesto se volvió símbolo: no hubo pasteles, sino rebanadas de pan de bloqueo, duras y escasas, consagradas como signo de esperanza. Las autoridades incluso autorizaron procesiones con el icono dentro de los muros de la catedral de Vladímir, como si la misma ciudad se aferrara a un cordón espiritual contra la muerte.
Finalmente, el 11 de octubre de 1943 ocurrió un hecho sin precedentes: doce sacerdotes de Leningrado, incluido el Metropolitano Alexy, fueron condecorados con la medalla “Por la defensa de Leningrado”, la primera vez en toda la era soviética que representantes de la Iglesia recibían honores oficiales.
Así, en la hora más oscura de Rusia, cuando la barbarie nazi parecía invencible, el pueblo de Leningrado encontró en el Icono de Kazán no solo un refugio espiritual, sino también un estandarte de victoria. La ciudad resistió, y con ella, un símbolo antiguo volvió a levantar la frente de una nación entera.
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*La catedral de Vladimir en San Petersburgo, también conocida como la Catedral del icono de Vladimir de la Madre de Dios, es una iglesia Ortodoxa que nunca se cerró en sus 230 años de existencia y es un lugar histórico único en la ciudad, que sobrevivió junto con la gente del pueblo a muchos eventos importantes, incluido el comienzo de la gran guerra patria
FUENTES
- La vez en que Stalin recibió (a través de otros) una revelación de la Virgen https://es.aleteia.org/2023/06/02/la-vez-en-que-stalin-tuvo-una-revelacion-de-la-virgen/
- Казанская икона Божией Матери в Великую Отечественную войну. Легенды и факты https://kazanicons.ru/blog/kazanskaja-ikona-v-vojnu-legendy-i-fakty/?ysclid=mdpy8dgsxx920822684