Entre el arte gótico y lo inexplicable: un nuevo capítulo del estudio de Callahan y Smith sobre la Tilma
En el capítulo dedicado a las manos de la Virgen de Guadalupe, los investigadores Smith y Callahan destacan que esta parte de la imagen es una de las más alteradas y enigmáticas.
Un examen cercano, reforzado con estudios de luz infrarroja, reveló que los dedos originales de la mano izquierda eran más largos —al menos doce milímetros adicionales— y se proyectaban en otra dirección, distinta a la que hoy se aprecia. Para ocultar esa forma primitiva, se delinearon en negro las zonas superiores de la mano izquierda e inferiores de la derecha, acortando la silueta original y dándole un aspecto diferente.
Los brazaletes dorados que se observan actualmente, pintados con el mismo oro transparente que las estrellas del manto, habrían sido añadidos en el mismo periodo que la fimbria dorada. Sin embargo, este detalle encierra una contradicción: mientras los puños y las pulseras evocan un estilo gótico europeo del siglo XVII, el retoque en los dedos buscó acortar y ensanchar las manos, asemejándolas más a las de la población indígena.
La enigmática técnica pictórica también se hace presente en esta sección de la tilma: las manos originales, al igual que el manto y la túnica, carecen de trazos visibles de pincel. Sus sombras y pigmentos forman parte integral de un proceso todavía inexplicable para la ciencia, comparable a lo que ocurre con el rostro.
Por otra parte, los investigadores sugieren que el armiño de los puños y cuello, así como las mangas blancas bajo las pulseras, habrían sido pintados encima de la túnica rosa. Estos elementos corresponden a un estilo gótico internacional español, lo cual refuerza la idea de una intervención posterior en busca de adaptar la imagen a un modelo artístico europeo.
Conclusión
Las manos de la Virgen de Guadalupe fueron retocadas para transformar unos dedos originalmente largos y estilizados en manos más cortas, semejantes a las indígenas. Los brazaletes dorados y los puños de armiño se añadieron para introducir elementos del gótico europeo, mientras que el pigmento original de las manos sigue siendo un enigma para la ciencia.
El estudio de esta sección abre paso a un nuevo capítulo de investigación: el análisis del rostro, cuya «imperfecta perfección» se revela como otro de los grandes misterios de la tilma.
FUENTE
- Benítez, J. J. (1982). El misterio de Guadalupe: Sensacionales descubrimientos en los ojos de la Virgen mexicana (pp. 63–66). Editorial Planeta.