El fenómeno de la triple imagen en los ojos de la Virgen de Guadalupe: un enfoque científico-histórico
Autor: Arias Daiana
El estudio de los ojos de la Virgen de Guadalupe ha sido motivo de debates e investigaciones desde principios del siglo XX. Una de las figuras clave en este proceso fue Alfonso Marcué González, fotógrafo oficial de la Basílica, a quien se atribuye el hallazgo inicial de una extraña silueta en el ojo derecho de la imagen. Según los testimonios, hacia 1929 Marcué descubrió la figura de un “hombre con barba” mientras revisaba negativos fotográficos. Al comunicar este hecho a las autoridades eclesiásticas, se le ordenó guardar silencio, lo que interrumpió y retrasó las posibles investigaciones por más de dos décadas.
Tiempo después, en 1951, el dibujante Carlos Salinas volvió a identificar la figura en el ojo derecho. Este “redescubrimiento” marcó el inicio de una nueva etapa: la ciencia, y en especial los oftalmólogos, comenzaron a interesarse en el caso y a realizar observaciones directas del ayate.
En este contexto aparece la figura del doctor Rafael Torija Lavoignet, cirujano y oftalmólogo. Según relata J. J. Benítez, Torija conoció a Marcué y, por mera curiosidad, manifestó su deseo de observar de cerca la tilma. La oportunidad llegó en 1956, durante la apertura de la urna de la imagen para unos trabajos en el marco de oro. Marcué, que lo acompañaba, le preguntó si lograba distinguir la figura del hombre en el ojo derecho. El médico confesó que solo percibía reflejos y pidió una lupa; gracias a ella logró ver con claridad la silueta. Intrigado, regresó al día siguiente con un oftalmoscopio. Al dirigir la luz sobre el ojo derecho, detectó tres reflejos, correspondientes al fenómeno conocido en oftalmología como triple imagen de Purkinje-Samson, característico del comportamiento óptico de un ojo humano.
Desde ese momento, y con la autorización correspondiente, Torija acudió durante ocho meses a la Basílica para estudiar de forma sistemática los ojos de la Virgen. Su conclusión fue que en el ojo derecho aparecía la imagen de un hombre con barba, repetida tres veces, algo que ningún pintor podría haber reproducido en una superficie plana como la tilma.
La participación de otro especialista, el doctor Javier Torroella, generó cierta confusión respecto a la autoría del descubrimiento. Torroella firmó el 26 de mayo de 1956 un documento en el que se describían los reflejos y se mencionaban las imágenes de Purkinje. Sin embargo, el propio Torija aclaró que dicho informe fue elaborado con su colaboración, y que Torroella había dudado en hacerlo público por temor al ridículo. En consecuencia, puede afirmarse que ambos médicos trabajaron de manera complementaria, aunque el hallazgo inicial correspondió a Torija.
En su diálogo con Benítez, Torija también se refirió al color de los ojos de la Virgen. Según sus observaciones, se presentan claros, con un tono verdoso-amarillento cercano al marrón. Este detalle llevó al periodista a reflexionar sobre la ausencia de descripciones físicas de María y Jesús en los Evangelios, y sobre la esperanza de que las tecnologías modernas puedan aportar información inédita sobre estos aspectos.
De esta forma, se fueron consolidando varias conclusiones fundamentales, que constituyen el balance de años de observaciones médicas y científicas:
- La figura de un hombre con barba en los ojos de la Virgen fue descubierta por Alfonso Marcué alrededor de 1929, al revisar negativos fotográficos como parte de su labor en la Basílica de Guadalupe.
- Cuando Marcué comunicó el hallazgo, las autoridades eclesiásticas le ordenaron silencio, decisión que, en la práctica, paralizó cualquier investigación durante más de veinte años.
- El redescubrimiento en 1951 por Carlos Salinas reactivó el interés y abrió la puerta a la participación de médicos y científicos. A partir de ese momento se llevaron a cabo exploraciones directas del ayate.
- En 1956, el doctor Rafael Torija Lavoignet identificó el fenómeno óptico de la triple imagen de Purkinje-Samson en el ojo derecho de la Virgen, siempre en presencia de Marcué, lo que confirmó que allí se reflejaba un busto humano.
- Entre 1956 y 1976, más de veinte médicos examinaron los ojos de la Virgen y certificaron verbalmente y por escrito tanto la presencia del hombre con barba en las córneas como la existencia del triple reflejo de Purkinje.
- El primer documento oficial sobre estos fenómenos fue publicado en 1956, firmado por el doctor Javier Torroella, en el que se hacía referencia a los misteriosos reflejos.
- No existen pruebas médicas ni científicas que permitan identificar de manera concluyente al “hombre con barba” como Juan Diego. Ningún especialista sostuvo esta interpretación.
- Según los estudios, la persona reflejada en los ojos de la Virgen se encontraba a una distancia aproximada de 30 a 40 centímetros frente a la imagen en el momento en que se formó dicho reflejo.
Este conjunto de evidencias, obtenidas en distintos momentos y por diferentes especialistas, confirma la existencia de un fenómeno óptico extraordinario en la tilma de Juan Diego. Si bien hasta ahora no existe una explicación científica definitiva sobre cómo se produjeron estas imágenes, el caso continúa siendo uno de los episodios más enigmáticos dentro de la intersección entre ciencia y fe.
FUENTE
Benítez, J. J. (1982). El misterio de Guadalupe: Sensacionales descubrimientos en los ojos de la Virgen mexicana (pp. 149–153). Editorial Planeta.