A la “caza y captura” del “indio sentado”: Evidencias etnográficas en códices y representaciones mexicas
Autor: Arias Daiana
Introducción
El análisis iconográfico de las figuras descubiertas por José Aste Tonsmann en los ojos de la Virgen de Guadalupe plantea interrogantes de orden histórico, antropológico y etnográfico. Una de las más relevantes corresponde al denominado «indio sentado», cuya postura corporal y corte de cabello suscitaron la necesidad de confirmar si tales elementos eran propios de los pueblos indígenas del México prehispánico. Este artículo sintetiza los hallazgos obtenidos a partir de la revisión de códices, esculturas y reproducciones arqueológicas, así como de las observaciones en el Museo Nacional de Antropología y en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de México.
Revisión de códices y fuentes pictográficas
La primera fase de la investigación consistió en la revisión exhaustiva de códices mixtecas, náhuatl y mayas conservados en la Sala de Testimonios Pictográficos de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. De un total de 133 códices examinados, no se identificó ninguna representación de indígenas en la postura que corresponde al «indio sentado» (pierna izquierda extendida y pierna derecha flexionada sobre aquélla). Las posturas más frecuentes fueron: en cuclillas, de pie, en movimiento, arrodillados o recostados.
No obstante, el hallazgo significativo se produjo en el Códice Magliabecchiano (copia conservada en la Biblioteca Nacional Central de Florencia). En una escena del juego de azar denominado patolli, tres jugadores aparecen en una posición prácticamente idéntica a la descrita por Tonsmann. Este dato proporcionó la primera confirmación de que la postura no era una invención gráfica aislada, sino una forma real de sentarse entre ciertos grupos indígenas.
Confirmaciones escultóricas y etnográficas
La segunda fase incluyó un análisis en las salas «Tolteca» y «Mexica» del Museo Nacional de Antropología. En varios relieves escultóricos se apreciaron figuras con cortes de cabello semejantes a los atribuidos al «indio sentado». Aunque no se halló una correspondencia exacta con el tipo de rasurado señalado por Tonsmann, el hallazgo reforzó la hipótesis de que tanto la postura como ciertos estilos de peinado formaban parte de las costumbres mesoamericanas.
La observación más reveladora provino de la maqueta del mercado de Tlatelolco, compuesta por más de doscientas figurillas que representan la diversidad social mexica. Tras un minucioso análisis de las piezas, se identificaron al menos tres individuos en la misma postura que la figura del «indio sentado». Estos hallazgos, sumados a las escenas del Códice Magliabecchiano, consolidaron la validez etnográfica de la postura en cuestión.
Observaciones complementarias
Durante el examen de la maqueta se registraron diez anotaciones etnográficas, entre las que destacan:
- Diferencias en la indumentaria: algunos personajes portaban tilmas, otros únicamente taparrabos.
- Variabilidad en el calzado: presencia tanto de sandalias (huaraches) como de individuos descalzos.
- Métodos de transporte de cargas con correa frontal, práctica aún observable en comunidades andinas.
- Diversidad de peinados, incluyendo casos de rapado parcial con mechones frontales aislados.
- Ausencia de sombreros en campesinos y su uso restringido a guerreros con adornos en el cabello.
La repetida identificación de la postura del «indio sentado» en distintas fuentes confirma que ésta no puede ser considerada una casualidad gráfica, sino una práctica cultural documentada. Sin embargo, el asunto del corte de cabello frontalmente rasurado permanece sin una explicación definitiva.
Conclusiones
La investigación aquí resumida demuestra que la postura corporal del «indio sentado» cuenta con respaldo en fuentes pictográficas (Códice Magliabecchiano), escultóricas y etnográficas (maqueta de Tlatelolco). La evidencia permite afirmar que dicha posición era conocida y practicada por indígenas del México prehispánico.
En cambio, la hipótesis sobre el corte de cabello específico identificado por Tonsmann sigue abierta a debate, al no haberse encontrado confirmación directa en las fuentes revisadas. Este aspecto requiere un análisis más profundo en torno a la relación entre prácticas de transporte, jerarquías sociales y estilos de peinado en las comunidades indígenas del siglo XVI.
He aquí algunos de los 49 tipos de peinados que lucían los aztecas cuando llegaron los españoles. Estas seis representaciones corresponden a peinados femeninos

1. Tipo “cornezuelo» (mujeres en general)
2. “Cornezuelos con tlacoyales» (mujeres en general)

3 Corte con fleco (mujeres nobles)
4. Con fleco escalonado (mujeres nobles)
5. Corte debajo de las orejas, simple (mujeres y diosas)
6. Corte debajo de las orejas, escalonado (mujeres y diosas)
Estas seis representaciones corresponden a peinados masculinos

He aquí el tipo de peinado en el «macehualli» u hombre común del siglo
xvi
en México. Piho Virve lo denomina «corte semilargo».

Sólo tos sacerdotes denominados «cuacuacultín» presentaban rapada la parte delantera de la cabeza, excepción hecha de un mechón.

La cabeza del llamado «indio sentado», descubierta por la computadora de IBM en el ojo izquierdo de la Virgen. Según Tonsmann, el cabello aparece recogido en «cola de caballo» a la altura le las orejas.
FUENTE
Benítez, J. J. (1982). El misterio de Guadalupe: Sensacionales descubrimientos en los ojos de la Virgen mexicana (pp. 190–194). Editorial Planeta.