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La Comisión Diocesana que reconoció las Apariciones de Lourdes (1858 – 1862)

Las apariciones de la Virgen María a la joven Bernadette Soubirous, entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858, conmovieron profundamente a la pequeña villa de Lourdes y, muy pronto, a toda Francia. Sin embargo, el fenómeno suscitó desde el principio tanto fervor como escepticismo. La Iglesia, prudente ante cualquier hecho que se presenta como sobrenatural, optó por un camino de discernimiento riguroso. Este camino tomó forma en una comisión diocesana de investigación, creada por el obispo de Tarbes, Mons. Bertrand-Sévère Mascarou-Laurence, el 28 de julio de 1858.

La prudencia de la Iglesia ante los hechos de Lourdes

Apenas comenzaron las primeras noticias sobre una “señora vestida de blanco” que se aparecía en la gruta de Massabielle, el párroco de Lourdes, el abad Dominique Peyramale, mantuvo una actitud de cautela. Sabía que su deber pastoral era evitar entusiasmos desmedidos o posibles engaños. En consecuencia, la jerarquía eclesiástica, encabezada por el obispo de Tarbes, decidió no intervenir hasta tener suficientes elementos de juicio.
Durante los meses que siguieron, se multiplicaron los testimonios: peregrinos que afirmaban haber presenciado curaciones, conversiones repentinas, y un fervor creciente en torno a la gruta. Pero también surgieron las críticas de las autoridades civiles, que llegaron a cerrar el acceso al lugar.1

En medio de ese clima, Mons. Laurence comprendió que el fenómeno requería un examen metódico. Su deber era “verlo todo, escucharlo todo, pesar y medir los hechos”, como escribiría luego en su Carta Pastoral de 18622. Así nació la comisión diocesana.

La creación de la comisión diocesana

El 28 de julio de 1858, Mons. Laurence decretó la formación de una comisión encargada de estudiar los acontecimientos de Lourdes. El decreto episcopal designaba a un grupo de sacerdotes doctos, prudentes y experimentados, cuya tarea consistía en analizar tanto los hechos materiales como los testimonios espirituales.
Entre sus miembros se encontraban teólogos, canonistas y médicos. Entre ellos, se ha identificado a figuras como el canónigo Dominique Manès, vicario general de la diócesis; el abad Peyramale, párroco de Lourdes; y el doctor Dozous, médico local que observó con espíritu científico a Bernadette durante varias apariciones.

El obispo dispuso que la comisión actuara con independencia, bajo juramento de discreción y sin pronunciar ningún juicio hasta concluir su investigación. La instrucción inicial era clara: verificar los hechos, discernir la conducta de la vidente y examinar si los fenómenos podían explicarse por causas naturales o psicológicas.

El método de trabajo

La comisión adoptó un enfoque sistemático, inusual para la época. Se realizaron interrogatorios minuciosos a Bernadette Soubirous, a testigos presenciales y a vecinos de Lourdes. Se analizaron las curaciones atribuidas al agua de la fuente surgida en la gruta, verificando antecedentes médicos y evolución de los pacientes.

También se examinó la coherencia del mensaje transmitido por la “Señora”. Bernadette declaraba haber visto a una mujer “vestida de blanco, con una cinta azul y una rosa amarilla en cada pie”, que rezaba el rosario junto a ella. El contenido de las palabras atribuidas a la Virgen (penitencia, oración, conversión y amor a Dios) fue considerado plenamente conforme a la doctrina católica.

Los comisionados observaron además el comportamiento de Bernadette: su sencillez, humildad, ausencia de interés personal y serenidad ante los interrogatorios fueron vistos como signos de autenticidad. El obispo, que aún no la conocía personalmente, recibió informes favorables acerca de su equilibrio y veracidad.

Durante tres años y medio, la comisión reunió pruebas, testimonios escritos y observaciones médicas. Las actas fueron enviadas periódicamente al obispo de Tarbes, quien las revisaba en silencio, orando y reflexionando sobre la responsabilidad que pesaba sobre su decisión.3

El encuentro del obispo con Bernadette

Mons. Laurence conoció a Bernadette por primera vez el 5 de febrero de 1860, casi dos años después de las apariciones. La entrevista confirmó su impresión: la joven no buscaba protagonismo, no pedía recompensas y hablaba con una sencillez desarmante. Su relato era siempre el mismo, sin contradicciones ni añadidos.

Años después, el obispo confesaría que esa entrevista fue decisiva para su discernimiento. No obstante, quiso esperar aún los resultados definitivos de la comisión y las observaciones médicas de las curaciones atribuidas al agua de la gruta.

El veredicto final: la Carta Pastoral de 1862

Tras más de tres años de estudio, el 18 de enero de 1862, Mons. Laurence publicó una Carta Pastoral que marcó un antes y un después en la historia de Lourdes. En ella, declaraba oficialmente:

“Juzgamos que la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se apareció realmente a Bernadette Soubirous el 11 de febrero de 1858 y los días siguientes, hasta el número de dieciocho veces, en la gruta de Massabielle, cerca de la villa de Lourdes. […] Creemos que la aparición es sobrenatural y divina, y que en consecuencia lo que Bernadette vio fue realmente a la Santísima Virgen”.4

La carta concluía exhortando a los fieles a mantener un espíritu de fe y de prudencia, recordando que los signos extraordinarios deben conducir siempre a una vida cristiana más profunda.
El decreto episcopal abrió el camino para la construcción del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, cuya primera piedra sería colocada pocos años después.

Significado histórico

La comisión diocesana de Lourdes fue un modelo de discernimiento pastoral. En una época marcada por tensiones entre fe y racionalismo, la Iglesia actuó con equilibrio: ni rechazo precipitado ni aceptación ciega.
El trabajo paciente de sacerdotes, médicos y testigos permitió que el reconocimiento de las apariciones tuviera una base sólida, tanto espiritual como empírica.

Mons. Laurence no se dejó arrastrar por el entusiasmo popular ni por las presiones políticas. Su decisión, tomada después de un proceso de estudio y oración, confirió a Lourdes una legitimidad eclesial que aún hoy perdura.

A partir de ese momento, la gruta de Massabielle se transformó en un lugar de peregrinación mundial, y el nombre de la comisión diocesana quedó unido para siempre al nacimiento del santuario mariano más visitado del mundo.

FUENTES


  1. Artículo Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, Francia publicado en el sitio web Catholic Shrine Basilica: https://catholicshrinebasilica.com/ ↩︎
  2. Artículo Apariciones marianas de Lourdes (8 sep. 2025), publicado en el sitio web Wikipedia: https://fr.wikipedia.org/wiki/Wikip%C3%A9dia:Accueil_principal ↩︎
  3. Artículo El milagro y la investigación, escrito por Laetitia Ogorzelec, obtenido en el sitio web OpenEdition Journals siguiendo las categorias Inicio > Número 3, Vol. 2 > Investigaciones > El Milagro y la Investigación. Sitio Web: https://journals.openedition.org/ (debajo de las fuentes PDF adjuntado) ↩︎
  4. Artículo Las Apariciones publicada en el sitio web The Catholic Diocese of Arundel and Brighton siguiendo estas categorías: Departamentos > Peregrinación a Lourdes > La historia de Lourdes. Sitio Web: https://www.abdiocese.org.uk/ ↩︎

5. Artículo Reconocimiento de apariciones publicado en el sitio web Lourdes Sanctuaire en la categoría Santuario > El mensaje de Lourdes > Reconnaissance des apparitions. Sitio Web: https://www.lourdes-france.com/

6. Artículo Bertrand-Sévère Laurence (20 oct. 2025), publicado en el sitio web de Wikipediahttps://fr.wikipedia.org/wiki/Wikip%C3%A9dia:Accueil_principal

7. Fragmento del libro Lourdes: Le domaine de Notre-Dame de 1858 à 1947 de J. B. Courtin (PDF en frances al final de las fuentes).

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