Santa Bernadette Soubirous, ¿por qué es considerada santa?
El 8 de diciembre de 1933, la Iglesia Católica proclamó la santidad de Bernadette Soubirous, la joven vidente de Lourdes. Su canonización no se basó en el extraordinario fenómeno de las apariciones marianas, sino en la respuesta de fe, humildad y obediencia que dio a ese llamado divino.
La vida de Santa Bernadette se convirtió en una elocuente lección de santidad accesible, marcada por el sufrimiento ofrecido y una devoción inquebrantable a la voluntad de Dios.
La Base de su Santidad: Fe, Obediencia y Sacrificio
La causa principal de su santificación reside en la manera en que Bernardita vivió su fe después de las apariciones:

- Fidelidad y Obediencia: A pesar de la incomprensión, la ingratitud, y los interminables interrogatorios, Bernadette respondió a las indicaciones de la Virgen María con una fe sencilla y una obediencia total. El acto de comer lodo y hierbas de la Gruta, ante la burla pública, fue un acto de penitencia y obediencia, resumiendo su motivación en una frase singular: “Nuestra Señora me lo pidió en penitencia por los pecadores”.
- Aceptación del Sufrimiento: La Virgen le advirtió: “No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra”. Su vida estuvo marcada por una enfermedad debilitante. Sin embargo, su sufrimiento se transformó en sacrificio redentor, aceptado con paciencia y ofrecido por la conversión de los pecadores. Sus palabras lo demuestran: “Lo que le pido a Dios Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad.”
- Humildad y Desprendimiento: En el convento de las Hijas de la Caridad de Nevers, aceptó su aparente “inutilidad” con gozo, dedicándose a rezar por los demás y a realizar las tareas diarias con inmenso amor. Cultivó el desapego, rechazando ofrendas y pidiendo que se las dieran a los pobres, pues evitaba la vanidad.
Las Virtudes que Forjaron su Espíritu
La vidente desarrolló una profunda vida interior reflejada en sus escritos y actitudes, que revelan un carácter decidido y equilibrado, contrario a la imagen de persona inepta que a veces se le atribuía:
- Amor Radical a la Pobreza: Deseaba la pobreza no solo para sí, sino también para su familia, advirtiéndoles: «Con tal de que no se enriquezcan…».
- Persistencia Espiritual y Amor a la Voluntad de Dios: Su plan de vida se resumía en la máxima: “Haz siempre lo que cuesta más”. Se esforzaba por ser indiferente a lo que dijeran de ella, dedicándose únicamente a agradar a Dios. Se ponía como meta: “Nunca te desanimes; ve la santa voluntad de Dios en todo lo que me sucede”.
- Honestidad Inquebrantable: Demostró una pureza y honestidad tales, que al ser víctima de una pequeña mentira de su padre, replicó: “Cómo yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás jamás decían.”
- Paciencia y Esperanza: Aprendió a esperar los tiempos de Dios. Aunque la presionaban para que revelara el nombre de la “hermosa señora”, ella mantuvo la paz hasta que la Virgen se identificó como la “Inmaculada Concepción”.
- Caridad y Sacrificio en lo Cotidiano: Soportó con paciencia y amor las interminables y repetitivas visitas, ofreciéndolo en silencio. Aprendió que “La mayor experiencia no viene de lo que se hace, sino de lo que se da con amor”, ofreciendo su “inutilidad” y cada pequeña actividad de servicio.
El Cuerpo Incorrupto: un signo
El hecho más conocido de Santa Bernadette es la incorruptibilidad de su cuerpo, conservado en Nevers tras varias exhumaciones (véase El cuerpo incorrupto de Bernadette).
- Signo de Santidad: La Iglesia considera su cuerpo notablemente conservado como un signo milagroso de la gloria que le fue otorgada. Es un testimonio palpable que, “casi intacto por la descomposición causada por los males del pecado original”, alude a la vida de gracia que ella llevó.
- Prioridad de la Vida Interior: No obstante, este signo físico no fue la razón principal de la canonización. La santidad se basó en la evaluación de su vida de virtud y su respuesta de fe.
La Lección de la Vidente
En sus propias palabras, Bernadette resumió la santidad con una sencillez teológica:
“Una buena monja debe pedirle a Dios: Más humildad que humillación, Más paciencia que sufrimiento, Más voluntad que obras, Más amor que acciones…”
La vida de Santa Bernadette, desconocida y recluida, se convirtió en una poderosa lección para la cristiandad: el milagro de aceptar el dolor y el sufrimiento con sentido redentor, dando a su cruz un sentido de misión. Hasta el día de hoy, su existencia sigue siendo un instrumento de la ternura de María y un recordatorio constante de que el camino al Cielo se recorre con humildad y un amor constante por la voluntad de Dios. Al morir, a sus 35 años, exclamó: “Yo vi a la Virgen… Ruega Señora por esta pobre pecadora”, apretando el crucifijo sobre su corazón.
FUENTES
- Artículo 10 enseñanzas de la vida de Santa Bernardita de Lourdes escrito por María José César de Espinoza en el sitio web Catholic.net, en la categoria Santoral. Sitio Web: https://es.catholic.net/
- Artículo La espiritualidad de Santa Bernadette Soubirous: equilibrio, fe y humildad escrito por Fábio Henrique Costa en el sitio web Heraldos del Evangelio. Sitio Web: https://revistacatolica.org/
- Artículo de Wikipedia “Bernadette Soubirous”. Sitio Web: https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada
- Libro “LOURDES, relato autentico de las apariciones” por René Laurentin.

