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Escépticos al mando

Apenas unos días después de iniciadas las apariciones en Garabandal, el párroco del pueblo, don Valentín Marichalar, se sintió sobrepasado por la magnitud de lo que estaba ocurriendo. No solo tenía que atender a sus feligreses, sino también a la creciente multitud de curiosos, creyentes y periodistas que llegaban al pequeño pueblo. Buscando apoyo y orientación, viajó a Santander para entrevistarse con el obispo Mons. Doroteo Fernández.

Don Valentín pidió algo concreto: que enviaran médicos y sacerdotes preparados para evaluar de cerca los fenómenos. La respuesta, sin embargo, fue fría y escéptica por parte del obispo:

«Todo eso no es serio, ya verá, eso se apagará rápidamente, no le preste atención… esté alerta por si acaso, pero sobre todo no se preocupe…»

A pesar de esas palabras, el Obispado decidió, de forma discreta y sin comunicados oficiales, formar una comisión investigadora. La organizó el Administrador Apostólico y puso al frente al sacerdote Francisco Odriozola, quien eligió a su equipo: los padres Juan Antonio del Val, José María Saiz y Agapito Amieva; como médico principal, el Dr. Luis Morales Noriega; y como segundo médico, el Dr. José Luis Piñal.

La comisión llegó por primera vez a Garabandal el 2 de julio de 1961, coincidiendo con el día de la primera aparición de la Virgen. Sin embargo, ninguno de sus miembros presenció los éxtasis más relevantes ni permaneció el tiempo suficiente para realizar un seguimiento serio. Aquella falta de observación directa marcaría, y mucho, el informe final.

Las niñas fueron sometidas a interrogatorios insistentes y pruebas médicas que, en ocasiones, resultaban poco apropiadas para su edad y situación. Conchita, en su diario, recordaría una de esas escenas:

“Uno de los médicos me dijo: ‘¿Cómo es que haces esas cosas? ¿Estás loca? ¿Cómo es que engañas al mundo de esa manera?… ¡Ponte tiesa y mírame a la nariz que te voy a hipnotizar!’”.

A pesar de la presión, las pruebas no revelaron alteraciones mentales, ni signos de desequilibrio, ni pruebas de fingimiento en los éxtasis. Sin embargo, el primer informe de la comisión fue negativo: recomendó declarar que los fenómenos no tenían carácter sobrenatural.

La historia daría un giro años después. En 1983, en una conferencia, el propio Dr. Luis Morales Noriega, médico principal de aquella comisión, se retractaría públicamente:

“Ese juicio primitivo que comuniqué al Señor Obispo fue el origen de la desconfianza de la jerarquía en el milagro de las apariciones. Sin embargo, tras algún tiempo de reflexión y estudio, comprendí científicamente la realidad de lo que ocurrió en Garabandal”.

Morales también reconocería un hecho llamativo: en todo 1961, solo estuvo una vez en Garabandal. Una confesión que deja en evidencia lo limitado que fue el análisis médico de aquel primer acercamiento oficial.

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