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Un mismo mensaje, una misma Madre

En una reunión con el equipo de Aidsky, analizando la historia de la Virgen de Akita en Japón, nos sorprendimos con una coincidencia. Un integrante del grupo recordó que el mensaje que dio la Virgen de Akita el 13 de octubre de 1973 coincidía con la misma fecha en la que la Virgen de la Inmaculada Madre del Corazón Eucarístico de Jesús dio un mensaje en Salta, pero años después: el 13 de octubre de 1995.

Fue tan casual el descubrimiento, y surgió a raíz de una pregunta totalmente desconectada de lo que estábamos analizando, que creemos que se trató de una señal, una pista y una indicación de la Virgen María para que este mensaje sea difundido.

El mensaje de Akita (1973)

En el tercer mensaje de Akita, la Virgen nos dice que, si las personas no se convierten y no cambian su forma de vivir, vendrá un castigo muy grande, más grave que el Diluvio. Dijo que un fuego caerá del cielo y destruirá a gran parte de la humanidad. Esto significa que habrá un sufrimiento enorme como consecuencia del pecado, la indiferencia hacia Dios y el rechazo de sus enseñanzas.

La Virgen también habló de una gran crisis dentro de la Iglesia. Dijo que habrá:

  • Divisiones entre cardenales y obispos, es decir, peleas y enfrentamientos entre quienes deberían guiar a la Iglesia.
  • Altares saqueados, lo que indica una falta de respeto a la Eucaristía y a lo sagrado.
  • Sacerdotes despreciados por otros sacerdotes, mostrando una pérdida de fraternidad y fidelidad.

A pesar de este mensaje tan duro, la Virgen dio una solución clara: dijo que el Rosario será el arma espiritual más importante para estos tiempos difíciles. Rezar el Rosario ayuda a proteger la fe, a pedir perdón y a evitar mayores males.

En conclusión, el mensaje de Akita es un llamado urgente a la conversión, a la oración y a cuidar la Iglesia, antes de que sea demasiado tarde.

Mensaje de la Inmaculada Madre del Corazón Eucarístico de Jesús (Salta, 1995)

Años más tarde, la Virgen María volvió a transmitir un mensaje de advertencia sobre tiempos difíciles que se acercan para la humanidad. Habló de grandes sufrimientos y tribulaciones que nunca antes se habían visto, y explicó que estos hechos no llegarán por casualidad, sino como consecuencia de la pérdida de valores, la violencia, la corrupción y el alejamiento de Dios.

Pero, frente a este panorama, la Virgen no dejó un mensaje de miedo, sino una guía. Invitó a las personas a volver a Dios con humildad, a reconocer los errores y a pedir misericordia. Para ello, entregó una oración sencilla, destinada a pedir perdón, protección y ayuda, poniendo la confianza en el amor y la misericordia de Dios.

El mensaje central es claro: aun en medio de tiempos oscuros, la humanidad no está sola. La oración, el arrepentimiento y el cambio interior son presentados como el camino para encontrar consuelo, esperanza y salvación.

Una misma advertencia que atraviesa el tiempo

La coincidencia entre el mensaje de Salta y el de Akita es evidente. Ambos advierten sobre grandes sufrimientos para la humanidad como consecuencia del alejamiento de Dios y de la corrupción moral. En los dos casos se anuncia una purificación sin precedentes, pero también se insiste en que la respuesta no debe ser el miedo, sino la oración, el arrepentimiento y la confianza en la misericordia divina.

Al continuar investigando estas coincidencias, surgió un dato aún más revelador: el mensaje de la Virgen de Fátima también fue proclamado un 13 de octubre, muchos años antes.

El mensaje de la Virgen de Fátima (1917)

El 13 de octubre de 1917, en Fátima (Portugal), la Virgen dio un mensaje sencillo pero firme: pidió que las personas recen todos los días, especialmente el Rosario, y anunció que la guerra terminaría y que muchos soldados volverían a sus hogares.

También habló sobre la responsabilidad personal de cada ser humano. Dijo que algunas personas recibirían gracias y cambios en su vida, pero que otras no, porque primero debían cambiar su forma de vivir y pedir perdón por sus errores. Con un tono serio, hizo un llamado claro: no seguir ofendiendo a Dios, porque la humanidad se estaba alejando demasiado del bien.

El mensaje de Fátima es, por tanto, una gran advertencia materna. La oración, el sacrificio, la reparación y la consagración fueron presentados como los medios para evitar sufrimientos mayores y preservar la paz. Sin embargo, con el paso de las décadas, muchos de estos pedidos fueron ignorados o postergados.

Un mismo mensaje, una misma Madre

El progresivo endurecimiento del mensaje parece mostrar una dolorosa continuidad. En Akita, la Virgen volvió a advertir a la humanidad con un tono más severo, mostrando las consecuencias de no haber escuchado plenamente el llamado de Fátima. Más tarde, en Salta, retomó esa advertencia, pero con un tono profundamente maternal, buscando despertar conciencias antes de que sea demasiado tarde.

Al observar estas tres apariciones en conjunto, la continuidad resulta evidente. Fátima fue la advertencia inicial, clara y amorosa. Akita mostró las consecuencias de no escucharla. Salta aparece como un último llamado urgente, cercano y misericordioso, especialmente dirigido a un mundo ya herido y confundido.

Las tres coinciden no solo en la fecha del 13 de octubre, sino en el mensaje central: la humanidad se aleja de Dios y, si no hay conversión, vendrán grandes sufrimientos. Y, al mismo tiempo, las tres ofrecen el mismo camino de salvación: oración, arrepentimiento, reparación y confianza en la misericordia divina.

Leídas juntas, estas apariciones no se contradicen ni se superponen, sino que se iluminan mutuamente. Son la voz constante de una Madre que advierte, corrige y ama, incluso cuando no ha sido escuchada.

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