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El día que Moscú se encomendó al Cielo

Autor: Tatiana Ossokina

Otoño de 1941. Moscú respira miedo. Las sirenas aúllan cada noche, el suelo tiembla con el retumbar de la artillería, y en las calles, la nieve recién caída ya se tiñe del gris del hollín y de la guerra. Los informes son claros y desesperados: las fuerzas de Hitler han roto defensas, y ahora se encuentran a apenas unas decenas de kilómetros de la capital. Muchos ya imaginan las botas alemanas marchando por la Plaza Roja.

En el Kremlin, el clima es tan frío como el aire exterior. Stalin escucha a sus generales, pero en su rostro hay un rastro de tensión que pocos se atreven a comentar. Entonces, en los pasillos de poder, circula un susurro extraño, casi impensable para un régimen que ha hecho de la religión un enemigo: traer el ícono de la Madre de Dios de Kazán.

Ese icono —rescatado siglos atrás de entre las cenizas de una casa en llamas— había acompañado a Rusia en guerras y asedios, siempre envuelto en relatos de victorias imposibles. Para los creyentes, no era solo pintura y madera: era la mirada protectora de la Virgen sobre toda la nación.

Y no importa que el Icono original de la Virgen de Kazán haya desaparecido en las profundidades de los siglos… Hay copias de ella que llevan su esencia divina… Una de esas copias, que sobrevivió a dos décadas de ateísmo, se extrae del Templo de la Epifanía, uno de los pocos que sobrevivieron a la destrucción deliberada.

La operación se hace en silencio. Un avión militar despega en la madrugada llevando el icono envuelto en terciopelo. Horas después, en la fría luz de Moscú, sacerdotes con túnicas gastadas y soldados con el fusil al hombro caminan juntos. La imagen sagrada, sostenida con manos firmes, recorre las murallas del Kremlin y, según cuentan, sobrevuela en un avión los cielos helados sobre el frente. Nadie grita, nadie se atreve a hablar demasiado alto: lo que ocurre es clandestino, pero todos saben que está sucediendo.

Y entonces, como si el invierno se pusiera del lado ruso, el avance alemán se frena. El barro primero, la nieve después, y la resistencia feroz de los defensores hacen retroceder a la Wehrmacht. Para la fe popular, la respuesta es sencilla: la Madre de Dios había extendido su manto sobre Moscú.

Décadas después, los historiadores discutirán si aquello fue un hecho real o un mito creado para unir al pueblo. Pero para quienes vivieron ese otoño, no hubo duda: en los días más oscuros, Moscú no solo luchó con fusiles y tanques… también rezó.

FUENTES:

La vez en que Stalin recibió (a través de otros) una revelación de la Virgen https://es.aleteia.org/2023/06/02/la-vez-en-que-stalin-tuvo-una-revelacion-de-la-virgen/

Казанская икона Божией Матери в Великую Отечественную войну. Легенды и факты https://kazanicons.ru/blog/kazanskaja-ikona-v-vojnu-legendy-i-fakty/?ysclid=mdpy8dgsxx920822684

Облет Москвы Казанской иконы Божьей Матери в 1941 году — миф или реальность https://dzen.ru/a/XFh_9jlPFQCq45lD

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