María como Abogada de la humanidad
Por: Elidé Marisel Rojas
“Que la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, sea nuestra Abogada” (Ida Peederman, 1951)
En los mensajes de Ámsterdam, la Virgen María se presenta con un papel nuevo y profundamente maternal: el de Abogada. Este título no surge solo como una devoción popular, sino que responde a un llamado urgente para los tiempos actuales. Este es un ruego que refleja su deseo de interceder por toda la humanidad, sin importar creencias, razas o condiciones.
Además, este título está íntimamente unido con otros dos: Corredentora y Medianera. Ella misma explica: “Estos tres títulos están intrínsecamente unidos y forman una sola cosa” (mensaje n. 43).
María no se presenta como una figura distante, sino como aquella que acompaña, sostiene y defiende al pueblo de Dios. Su misión es guiar a todos hacia Cristo y hacia la Cruz, fuente de salvación y de paz verdadera. Ella actúa por voluntad del Hijo de Dios: “El Señor le ha encomendado la humanidad y Ella viene en este tiempo dramático como Abogada nuestra, para mostrarnos el camino hacia la Cruz, hacia la Luz, hacia un mundo nuevo, de amor, verdad y justicia.”
Así, su papel de Abogada se convierte en un llamado a la conversión y a la unidad espiritual, en medio de un mundo herido y dividido.
“La gente de este mundo aprenderá a pedir a la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, como Abogada, que el mundo sea librado de la corrupción, de las calamidades y de la guerra.” (mensaje n. 38)
La Virgen promete grandes gracias y la venida del Espíritu Santo a aquellos que la invoquen bajo este título. Ella se manifiesta como Madre atenta y protectora, dispuesta a interceder y a salvar al mundo entero si este acoge su invitación y reza con fe.
FUENTES
Libro publicado por la Fundación Señora de Todos los Pueblos “Los mensajes de la Señora de Todos los Pueblos“ (Edición revisada, 2006).
Sitio Web: https://www.devrouwevanallevolkeren.nl/