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Alejandro Damians

Por: María Emilia Zuchelli

Alejandro Damians era un fotógrafo que fue testigo de uno de los hechos más impactantes de Garabandal: la comunión visible de Conchita González, una de las niñas videntes. Logró captar el momento en que el arcángel San Miguel le da la comunión, un milagro que Conchita ya había predicho con antelación.

Aunque Damians dudo en viajar, termino cediendo ante la insistencia de su familia y partió hacia Garabandal acompañado por su esposa y unos amigos, coincidiendo justo con el 18 de julio de 1962, día en que ocurrió el milagro.

Ese día, el pueblo estaba colmado de visitantes y sacerdotes, todos esperando el milagro anunciado. Y el fenómeno sobrenatural sucedió. Cerca de la una de la madrugada, Conchita entró en éxtasis y salió rápidamente de su casa hasta llegar a un callejón, donde cayó inesperadamente de rodillas.

Alejandro, que había quedado a su derecha, presenció cómo la niña abría la boca mirando hacia arriba y cómo, de pronto, la Sagrada Forma se materializo visiblemente sobre su lengua.

Damians describió ese instante como profundamente conmovedor, una experiencia que lo llenó de emoción y lágrimas. Allí logró capturar una serie de fotografías que aún hoy se conservan como testimonio gráfico de aquel acontecimiento.

Para él, ese día ocurrieron dos cosas: el milagro de la comunión y la gracia inmerecida de haber sido testigo de algo tan sobrenatural.

El obispo de Santander, Monseñor Eugenio Beitia, solicitó una copia del film, reconociendo su valor para la Iglesia. Este hecho se considera una de las pruebas más claras de que lo ocurrido en Garabandal fue real y no fruto de alucinaciones o sugestión colectiva.

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