Entre preguntas y hallazgos: lo que sabemos de la Tilma
Desde 1531, cuando en la Tilma de Juan Diego apareció la imagen de la Virgen María, hubo muchas cosas sorprendentes que se investigaron en este siglo para poder tener una explicación, aunque esta sea inexplicable.
A lo largo de los años se realizaron distintos estudios y descubrieron cada vez más cosas de la Tilma.
En 1756 una comisión de pintores, coordinada por Miguel Cabrera, dieron un dictamen artístico en donde concluyen en la ausencia de pinceladas convencionales, dejando una gran pregunta abierta de cómo fue que se hizo la imagen.
Cuarenta años más tarde, en 1791, se daría lo que suelen llamara como primer milagro. Cuando tocaba hacer un mantenimiento de la Tilma, en el lado derecho superior cae ácido muriático haciendo un agujero de cerca de 10 centímetros de diámetro. El milagro se da en los días siguientes cuando el sector dañado se reconstituyó sólo sin que nadie hubiera hecho algo para remendarlo, cocerlo o entretejerlo. Hoy en día queda la aureola de la mancha amarillenta y sólo con instrumental preciso se pueden rastrear aún restos de ácido muriático en la Tilma.
Un segundo milagro sucede ya en 1921, cuando Luciano Pérez, un español anarquista, depositó un arreglo de flores al lado de la Tilma de Juan Diego. En ellas había colocado una carga de dinamita que destruyó todo alrededor, pero la Tilma no sufrió absolutamente ningún daño. Hay imágenes que muestran cómo se destruyó todo: la arquitectura, el crucifijo de bronce cercano que se dobló, pero la Tilma intacta.
Ocho años después, en 1929 el fotógrafo Alfonso Marcué González logra registrar una imagen de cerca del ojo de la Virgen y en 1951 José Carlos Salinas Chávez hace un segundo registro. Esto dará a estudiar unos años más tarde.
En los años posteriores comienza un análisis sobre la composición de la Tilma. En 1936, el Dr. Richard Kuhn analiza tres fibras del manto, en 1946 Isaac Ochoterena hace un análisis biológico sobre el tejido de la tilma y propiedades del material. Así muchos otros investigaron de que estaba hecha la Tilma, pero ninguno supo dar una respuesta de algún componente existente hasta el día de hoy.
En 1956 volvemos a observar los ojos de la Virgen, y estudios oftalmológicos realizados por Dr. Javier Torroella-Bueno y Dr. Rafael Torija Lavoignet, observaron una dilatación pupilar y el efecto Purkinje en las pupilas. Más tarde, en 1974, Enrique Graue Wiechers, y otras personas, realizan nuevos estudios oftalmológicos que observan figuras en el fondo de ojo; reportes sobre la apariencia retinal en la imagen.
En 1979 decidieron buscar una respuesta a como llego esa imagen al manto. Philip Serna Callahan realizó un análisis con fotografía infrarroja y de alta resolución. Así llega a la conclusión de hallazgos sobre comportamiento no-pictórico del rostro/manos. Dos años después, en conjunto de Jody Brant Smith, publican en 1981 sobre el estudio de imágenes infrarrojas y análisis técnico-divulgativo sobre la tilma.
Ese mismo año también se descubren distintos signos en la Tilma. El padre Mario Rojas, según su interpretación, descubre que las estrellas del manto corresponden al Solsticio de invierno del día 12 de diciembre de 1531, que pasó por México a las 10.26 de la mañana.
En esta década del 80s comienza el procesamiento digital de imágenes de las pupilas y ampliaciones que muestran las figuras humanas y escenas por José Aste Tönsmann. Y en los 90s continúan los estudios astronómicos y geométricos. Juan Homero Hernández Illescas y otros analizan la disposición estelar en el manto y estudios sobre proporción áurea y simetrías.
A partir del 2000 ya existen compilación y artículos técnicos sobre autenticidad, técnicas pictóricas, conservación y revisión crítica de métodos. En el 2009, el Dr. Adolfo Orozco, físico, afirmó que la notable conservación del manto, en el que se apareció Nuestra Señora de Guadalupe hace 478 años, «está completamente fuera de toda explicación científica».
Hasta el día de hoy siguen apareciendo estudios científicos que vuelven a la Tilma en algo extraordinario y sobrenatural, como el testimonio del ginecólogo Carlos Fernández del Castillo, que examinó a Nuestra Señora de Guadalupe y la auscultó con un estetoscopio. Al colocar el estetoscopio debajo de la banda negra que rodeaba la cintura de Nuestra Señora, escuchó latidos cardíacos rítmicos a 115 latidos por minuto. Estos son los mismos latidos por minuto que los de un bebé en el útero.
Lo cierto es que, a casi cinco siglos de su aparición, la Tilma de Guadalupe sigue siendo un misterio abierto. Si conocés algún nuevo estudio, testimonio o investigación, te invitamos a compartirlo: cada aporte ayuda a seguir descubriendo más sobre este signo que une ciencia y fe.
Si quieres saber más sobre estos estudios e interpretaciones vease:
- “El Ataque Explosivo que NO pudo DESTRUIR «La Tilma de Guadalupe»”
- “Misterios que Desafían la Ciencia y Fortalecen la Fe”
- “El Manto musical”
- “El enigma de la tilma: una obra imposible de pintar”
- “La tilma que desafía a la ciencia: una imagen inexplicable”
- “Todo Comenzó con una Fotografía”
- “Un reflejo imposible en los ojos de la Virgen”
- “Una vitalidad inexplicable”
- “Cuando la ciencia miró a la Virgen: los ojos que sorprendieron a los médicos”
- “Las Técnicas Pictóricas en la Imagen de Guadalupe”
- “Montañas y Volcanes en la Tilma”
- “Descubrimientos Infrarrojos sobre la Tilma”
- “Sabias que…La zapatilla de la imagen de la Virgen de Guadalupe no tiene color”
- “El código cósmico de la Tilma de Guadalupe”
- “Las constelaciones encontradas en la tilma”