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El terremoto que llevó a Benítez a los ojos de la Virgen de Guadalupe

Autor: Arias Daiana

El 24 de octubre de 1981, Benítez vivió en Ciudad de México dos experiencias que nunca olvidaría. La primera fue un terremoto de seis grados en la escala de Richter; la segunda, el encuentro directo con el enigma de los ojos de la Virgen de Guadalupe.

Aquel día, tras entrevistar al dibujante José Carlos Salinas Chávez —considerado el redescubridor del “hombre barbado” reflejado en las córneas de la imagen— y al oftalmólogo doctor Graue, Benítez regresó a la habitación 1404 del hotel Ejecutivo. Minutos después, la tierra comenzó a temblar.

El espejo del baño vibró hasta casi desprenderse, los frascos rodaron al suelo y el gran ventanal amenazó con estallar. El sísmo, que sacudió la capital durante casi dos minutos, dejó edificios dañados y centenares de personas en las calles. Esa noche, el periodista durmió en un banco del parque de Chapultepec, acompañado por familias que preferían la seguridad del aire libre.

Pero el motivo de su viaje era otro. Benítez había llegado a México para investigar las supuestas figuras halladas en los ojos de la Virgen del Tepeyac. En 1951, Salinas Chávez había asegurado haber descubierto en ellos la imagen de Juan Diego, en el instante de mostrar su tilma. Aunque estudios anteriores ya mencionaban un hallazgo similar por parte del fotógrafo Alfonso Marcué en 1929, Salinas se proclamaba descubridor y defendía con vehemencia su interpretación.

El dibujante, rodeado de carpetas y bocetos, mostró a Benítez sus recreaciones: el indígena arrodillado, el amanecer detrás y la Virgen reflejando la escena en sus ojos. Su fe y persistencia lograron atraer a médicos, fotógrafos y especialistas, que desde entonces multiplicaron los estudios del ayate.

Para Benítez, aquella jornada fue una revelación doble: la fragilidad humana frente al poder de la naturaleza y la persistencia de un misterio que resiste al tiempo. Los ojos de la Virgen de Guadalupe —con sus enigmáticas siluetas— seguían ahí, desafiando a la ciencia y llamando a mirar más allá de lo visible.

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