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Un viaje marcado por la Virgen

Por: María Emilia Zuchelli entrevista a Silvia Paz.

Silvia Paz viajó a México con la intención de visitar a su familia desde el 11 hasta el 25 de mayo de este año 2025, pero descubrió que este escondía un propósito mucho más profundo.

Su llegada coincidió con una fecha muy especial: el 12 de mayo, día mensual de la Virgen de Guadalupe. Ella realmente estaba muy emocionada al darse cuenta de aquello y se sentía bendecida: “Pude estar en el Santuario ese día… lo sentí como un regalo”.

El 12 de cada mes, el Santuario de la Virgen de Guadalupe se llena de vida. Silvia nos cuenta que “Hay misa cada hora y todas se llenan”. Peregrinos de todas partes llegan para agradecer, pedir, o simplemente estar. Se sentía inmensa: “Es algo muy fuerte… pensaba en Juan Diego caminando para llevar el mensaje de la Virgen. Es imposible no emocionarse.”

Durante su visita, Silvia no solo recorrió la Basílica, sino también todas las capillas del predio. “Ver tanta gente peregrinando te conmueve. Todo lo que hay ahí habla del paso del tiempo, de la fe, y del amor de la Virgen.”

Su viaje fue intenso. Pasó alrededor de seis horas recorriendo el santuario y destaca tanto la limpieza como la atención. Incluso vivió un hecho increíble: personal de seguridad detectó a través de cámaras que alguien intentó robarle. “Gracias a la Virgen no me faltó nada. ¡Ella me salvó! Los guardias no lo podían creer.”

Ella nos comenta que allí no solo hay misas: el lugar ofrece actividades todos los días. Desde peregrinaciones grupales hasta bendiciones de objetos religiosos. “Ver llegar gente de rodillas, en bicicleta, caminando, con flores, es conmovedor. ¡Se siente el amor y la fe en el aire!”

Como si fuera poco, su regreso a Argentina está programado para el 25, fecha dedicada a la Virgen de San Nicolás. Ella estaba cada vez más segura: “Eso me decía que la Virgen estaba en mi viaje.”

Al final de la charla le pregunté que le podría decir a alguien que viaja por primera vez al Santuario de Guadalupe. Su respuesta fue tan clara como profunda:

“No esperes el milagro. Da gracias a Dios por haber llegado. El milagro es hablar con la Virgen en silencio, dejarla obrar. Ella es Madre, y siempre está. El mayor santuario del mundo es tu alma.”

Silvia cree, siente y vive su fe como un camino que transforma. Y ese “toquecito” de la Virgen, como ella lo llama, no solo la acompañó en su viaje… también nos lo compartió en sus palabras.

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