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El simbolismo del sol y los rayos en la imagen de Guadalupe

La imagen de Santa María de Guadalupe está rodeada por rayos dorados que se alternan entre rectos y serpenteantes, formando una figura en forma de almendra llamada “nimbo” o “mandorla”, símbolo de divinidad y sacralidad. Esta representación recuerda las imágenes europeas de la Inmaculada Concepción, pero a la vez expresa que la Virgen porta al verdadero “Sol de Justicia”, que es Cristo, símbolo de luz y plenitud para toda la creación.

El sol está ubicado detrás de la Virgen, centrado en su vientre, y emite 129 rayos flamígeros que alternan en forma recta y ondulada. Para la cosmovisión azteca, el solsticio de invierno representaba el nacimiento del Nuevo Sol, un símbolo de renovación y vigor. Precisamente, el 12 de diciembre de 1531, fecha del milagro de la tilma de Juan Diego, coincidió con un evento astronómico especial: la conjunción del Sol con Venus, previsto cada 104 años y considerado de gran importancia en la cultura azteca.

Esta imagen no solo refleja una profunda devoción religiosa, sino que también integra elementos simbólicos tanto cristianos como prehispánicos, uniendo cielo y tierra, tradición y fe. La Virgen de Guadalupe, a través de sus rayos solares, representa la luz que ilumina y da esperanza al mundo, consolidándose como un símbolo de unión espiritual y cultural para el pueblo mexicano y más allá.

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