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La noche en que la Virgen bajó a París

Por: Rafaela Randello

En la noche del 18 de julio de 1830, en la capilla de la Rue du Bac en París, la Virgen María se apareció a Sor Catalina Labouré, una joven novicia de las Hijas de la Caridad. Guiada por un niño resplandeciente, que Catalina interpretó como su ángel de la guarda, fue conducida a la capilla donde experimentó una visión que marcaría profundamente su vida y la devoción mariana en el mundo.

Durante esta aparición, la Virgen le confió a Catalina una misión: acuñar una medalla, prometiendo que «quienes la lleven con confianza recibirán grandes gracias». Esta medalla es conocida como la Medalla Milagrosa, se difundió rápidamente y es considerada una fuente de consuelo y protección para millones de personas.

Su legado perdura a través de la Medalla Milagrosa y la capilla de la Rue du Bac, que se ha convertido en un lugar de peregrinación y oración para fieles de todo el mundo.

La historia de Santa Catalina Labouré y la Medalla Milagrosa continúa inspirando a quienes buscan fortalecer su fe y encontrar esperanza en la intercesión de la Virgen María.

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