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La Virgen de la Medalla Milagrosa que cambió la historia

Por: Rafaela Randello

En 1830, una joven monja francesa de 24 años, Santa Catalina Labouré, tuvo tres apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa en la capilla de las Hijas de la Caridad, en el número 140 de la Rue du Bac, en París. Dentro de un ambiente de silencio y oración, la Virgen María se le manifestó rodeada de luz y le confió una misión muy especial: hacer acuñar una medalla según el modelo que le mostró. En ella debían figurar las palabras: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”.

La Virgen prometió abundantes gracias para todos aquellos que la llevaran con fe y confianza. Poco tiempo después, París fue azotada por una fuerte epidemia de cólera. Miles de personas comenzaron a usar la medalla y, de manera inexplicable, muchas sanaron o se libraron de la enfermedad. El pueblo, conmovido por los favores recibidos, empezó a llamarla la Medalla Milagrosa, y la devoción se extendió rápidamente por toda Francia y luego por el mundo entero.

Hoy, casi dos siglos después, más de dos millones de peregrinos visitan cada año la capilla donde ocurrieron las apariciones, donde aún se conserva la silla en la que se sentó la Virgen y el cuerpo incorrupto de Santa Catalina Labouré.

El mensaje de la Virgen de la Medalla Milagrosa sigue siendo actual: abrir el corazón a la gracia, confiar en Dios y llevar la medalla como signo de fe, esperanza y protección.

Descubrí toda la historia en este video:

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