Recuperar la vista gracias a la Medalla Milagrosa
Por: Rafaela Randello
El 9 de noviembre de 1835, Rosalie Ducas, de Jauchelette, cerca de Jodoigne, perdió la vista de manera repentina.

Ella tenía apenas cuatro años y medio. Estaba en perfecto estado de salud y no presentaba síntomas previos. Pero luego la luz o una simple brisa la perturbaban tanto que su rostro debía mantenerse cubierto todo el tiempo. Sufria tantos dolores que le causaban una profunda aflicción a su familia.
En ese momento, el párroco de Jodoigne-la-Soveraine llevó una Medalla Milagrosa bendecida. La madre la recibió y comenzó una novena. Además, el 11 de junio de 1836, alrededor de las 6 de la tarde, le colgó otra medalla al cuello de la niña. Para la medianoche, la niña dejó de quejarse.
Para el cuarto y quinto día de la novena, la niña abrió los ojos. Sus padres redoblaron las súplicas a la Santísima Virgen. Finalmente, el noveno día por la tarde, Rosalie recuperó por completo la vista, para sorpresa de los vecinos y de todos los que fueron testigos del hecho.
El párroco quien había entregado la medalla a la familia, fue a visitar a la niña —que vivía a solo dos kilómetros y medio— y dio testimonio de que había recuperado totalmente la visión. No quedaban dolores ni secuelas.
FUENTE
- Artículo Milagros atribuidos a la Medalla Milagrosa, información extraída de la página America Needs Fatima (s.f.). Este sitio se dedicada a promover la devoción a la Virgen María y difundir testimonios de milagros y conversiones atribuidos a la Medalla Milagrosa. Sitio web: https://americaneedsfatima.org/