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La fuente que brotó del cielo

El 19 de septiembre de 1846, luego de que la Virgen María se le apareció a Mélanie Calvat y Maximino Giraud, tras haber compartido su mensaje, profecías y secretos, del lugar exacto donde ella había estado sentada comenzó a brotar un manantial de agua abundante.

Aquel surgimiento inesperado de agua, en una zona donde solo había humedad ocasional, se interpretó inmediatamente como una señal visible de aquel fenómeno extraordinario que acababa de tener lugar. No fue solo un gesto simbólico: esa fuente se convirtió en canal de gracia y escenario de múltiples milagros.

En total, se investigaron gracias y curaciones en más de 80 diócesis de Francia, resultando en cientos de favores demostrados luego de rigurosos estudios. Frente a la evidencia acumulada, el obispo de Grenoble declaró en 1851 la aparición como digna de fe, apoyado en parte por los milagros atribuidos al manantial.

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