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Mélanie Calvat: la vidente rebelde

Por: María Emilia Zuchelli

A partir de 1855, Mélanie inició una etapa errante. Viajó a Inglaterra, invitada por el obispo Monseñor Newsham de Darlington, quien también se preocupaba por su inclinación a vincular la aparición con temas políticos. Allí vivió hasta que le volvieron a prohibir hablar en público sobre sus profecías.

Mélanie nunca dejo de luchar, después de una estadía breve en Marsella, fue liberada por el Papa de su promesa de vida enclaustrada y desde entonces, se dedicó a seguir su misión. Pasó por varios conventos y fundaciones —algunas en Grecia, otras en Nápoles o Sicilia—, siempre intentando establecer una comunidad religiosa basada en el mensaje de la Virgen. Pero su constante insistencia en denunciar los males del mundo y su interpretación profética del mensaje de La Salette continuaban generando conflictos con superiores, obispos y hasta gobiernos.

En 1879, publicó oficialmente su famoso “secreto” con el aval del cardenal Riario Sforza de Nápoles y del Papa Pío IX. Este texto causó revuelo: hablaba de apostasía, castigos divinos, crisis dentro de la Iglesia y el surgimiento de un falso mesías. Algunos lo consideraron visionario. Otros, escandaloso. Mélanie, fiel a su vocación, no se dejó intimidar.

Los últimos años de su vida los pasó entre Italia y Francia, intentando sin éxito fundar su propia orden religiosa. Finalmente se estableció en Altamura, donde falleció en la noche del 14 al 15 de diciembre de 1904. Sus restos siguen descansando allí, al pie de una columna de mármol decorada con un bajorrelieve que la muestra siendo recibida por la Virgen.

Mélanie Calvat vivió una errante y muchas veces incomprendida, pero jamás renegó de la aparición que marcó su destino. Su testimonio sigue siendo, hasta hoy, uno de los más impactantes y debatidos en la historia de las apariciones marianas.

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