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Cara a cara con lo sobrenatural: qué debe hacer un obispo ante una aparición mariana

Las apariciones marianas ocurren en todo el mundo todo el tiempo. Nosotros dudamos porque no sabes si es real o no, si es un invento de una persona solo por llamar la atención o es realmente la Virgen María trayendonos un mensaje. Aquí comienza el trabajo de los obispos, los que deben enfrentarse cara a cara con lo sobrenatural y darnos un veredicto sobre ello, pero ¿cómo debe actuar el obispo frente a esto? ¿qué debe hacer para juzgar correctamente?

Cuando en una diócesis1 se anuncia una supuesta aparición mariana, el primer llamado no es a la emoción ni a la sospecha, sino al discernimiento2. La Iglesia no se apresura: observa, estudia, escucha y espera. Esa actitud, separada de la incredulidad o el entusiasmo, es la que distingue a los pastores que comprendieron que lo sobrenatural no se impone sino que se revela con humildad.

Voy a utilizar algunos casos que muestran con claridad lo que un obispo debe hacer, y lo que no, ante un fenómeno que puede cambiar la historia espiritual de un pueblo, y hasta al mundo entero.

Aparición Mariana en Lourdes (1858)

En 1858, cuando una adolescente pobre llamada Bernadette Soubirous decía ver a “una Señora vestida de blanco” en una gruta de Lourdes, el obispo de Tarbes, Bertrand-Sévère Mascarou-Laurence, no se apresuró a declarar nada.
Podría haber hecho muchas cosas, como prohibir el acceso a la gruta o desestimar a la niña como visionaria por su edad y su situación económica. Pero no, él eligió un camino distinto: escuchar, observar e investigar.

Laurence no actuó desde el impulso, sino que comprendió que el fenómeno requería de un examen metódico en donde pueda verlo y escucharlo todo para poder pesar y medir los hechos. Así formó una comisión de teólogos y médicos, encargada de estudiar los acontecimientos de Lourdes (véase La Comisión Diocesana que reconoció las Apariciones de Lourdes).

Se realizaron interrogatorios a la vidente, se examinó cada testimonio de los testigos presenciales y vecinos de Lourdes, se analizaron las curaciones atribuidas a la aparición, se examinó la coherencia del mensaje transmitido por la Virgen y, sobre todo, se esperó a ver qué ocurría (véase Lourdes y la ciencia: cuando el milagro pasa por el microscopio).

No fue un proceso rápido ni fácil. Se tardó cuatro años en emitir un juicio. En 1862, cuando finalmente el obispo reconoció las apariciones como auténticas, lo hizo con un documento ejemplar de equilibrio en donde declaró: “Nos inspiramos en la autoridad de la ciencia y quedamos convencidos de que la aparición es sobrenatural y divina”.

Su actitud marcó un antes y un después en el discernimiento pastoral. Laurence enseñó a la Iglesia a actuar con equilibrio, donde lo primero no es creer ni negar, sino comprender. La prudencia, la profundidad y fe racional hay que llevarlas presentes todo el tiempo. El trabajo paciente y meticuloso permitieron que el reconocimiento de las apariciones tuviera una base sólida, tanto espiritual como empírica (véase La Patrona de los Enfermos).

Su ejemplo se convertiría en modelo para todos los casos posteriores. Aunque, no en todos fuera respetado. 

Aparición Mariana en Garabandal (1961 – 1965)

Un siglo más tarde pareciera que el modelo perfecto de discernimiento fuera olvidado. En el norte de España, cuatro niñas de la aldea de San Sebastián de Garabandal afirmaron recibir visitas y mensajes de la Virgen entre los años 1961 y 1965. 

Allí, la reacción episcopal fue totalmente opuesta a la de Lourdes. Los obispos de Santander no formaron ninguna comisión abierta al diálogo, sino que respondieron con desconfianza inmediata, sin escuchar directamente a las videntes ni a los testigos principales. Cometiendo acciones apresuradas, injustas y dañinas para toda la investigación, interfiriendo y comprometiendo la credibilidad y la objetividad del proceso:

El resultado fue un largo silencio, marcado por informes confusos y una actitud de distancia que generó más división que claridad. Sucedió justamente lo que el obispo Laurence en Lourdes había evitado un siglo antes: cerrarse antes de comprender.

La aparición mariana de Garabandal hasta el día de hoy mantiene una declaración de non constat de supernaturalitate, lo que quiere decir que no fue condenado oficialmente, pero quedó en una especie de suspenso canónico porque no han encontrado pruebas suficientes para afirmar que la aparición sea de origen sobrenatural ni para condenarla o declararla falsa, dejando el caso totalmente abierto (véase El rol de la iglesia en las apariciones marianas de Garabandal). 

Este vacío no es algo que se pueda ignorar, cuando la persona encargada de guiarnos no actúa, el pueblo se dispersa y no sabe en qué creer, porque el mensaje de la Virgen sigue ahí recordándonos que algo sucedió. 

Aparición Mariana en Akita (1973)

En 1973, en Japón, la religiosa Agnes Sasagawa dijo haber recibido mensajes y experimentado fenómenos extraordinarios en su convento de Akita: una imagen de la Virgen María de madera comenzó a llorar lágrimas humanas en una capilla, incluyendo lágrimas saladas y sangre, lo que hizo que el fenómeno fuera aún más impresionante.

Aquello atrajo la atención de miles de personas desatando una ola de asombro y expectación. El obispo John Shojiro Ito, destacado de la diócesis de Niigata (Japón), enfrentó el caso con serenidad y sin buscar protagonismo. Consultó con la Santa Sede y tomó medidas para evaluar la autenticidad de los eventos analizando los testimonios de los testigos y considerando el impacto espiritual y religioso de los fenómenos en la comunidad.

Durante años estos fenómenos fueron cuidadosamente analizados por científicos, médicos y teólogos que acompañaron a la vidente y confirmaron que los líquidos de las lágrimas poseían características biológicas humanas (véase Las Lágrimas de Akita: Un Milagro Confirmado por la Ciencia y Kaoru Sagisaka: El científico al servicio de lo inexplicable).

Además, se investigaron varios milagros, como como la recuperación de la audición de Agnes Sasagawa (véase La Curación de la Sordera de Sor Agnes, El Padre Teiji Yasuda: Testigo y Defensor de los Milagros de Akita y El Milagro Certificado por el Dr. Tadao Saito) o la sanación del cáncer cerebral terminal de Tong-Woo Kim (véase El Dr. Tong-Woo Kim: El médico que validó el milagro de la Hermana Agnes) y de Teresa Chun, inexplicables para la ciencia (véase La Curación milagrosa de Teresa Chun en Akita).

Solo después de esta investigación prolongada, y siguiendo el modelo de Lourdes, se fueron eliminando todas las posibilidades de que se tratara de un fenómeno natural y en 1984 el Obispo Ito emitió una carta pastoral en la que reconoció oficialmente los eventos como sobrenaturales, autorizando la veneración de la Virgen de Akita en su diócesis.

Tras una investigación exhaustiva, la Santa Sede revisó el caso sin oponerse a su juicio, mostrando que la prudencia y la obediencia pueden convivir con la apertura espiritual. Akita demostró que un obispo puede actuar correctamente discerniendo con fe y razón, sin negar ni exaltar lo que aún no se comprende del todo. 


  1. Diócesis: es un territorio específico dentro de la Iglesia Católica, y otras iglesias cristianas, que está bajo la responsabilidad pastoral de un obispo. Información obtenida del artículo Diócesis, publicado en el sitio web de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada ↩︎
  2. Discernimiento: es entender y distinguir lo que está bien y lo que está mal. Información obtenida del artículo El discernimiento espiritual: qué es y cómo desarrollar ese don, publicado en el sitio web Biblio On: https://www.bibliaon.com/es/ ↩︎
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