En esta guía visual, el padre José Luis Saavedra nos lleva a recorrer el pueblo de Cosío, situado a solo 5 km de San Sebastián de Garabandal, donde tuvieron lugar las apariciones de la Virgen María a cuatro niñas entre 1961 y 1965.
Pero esto no es solo un relato histórico: es casi como estar ahí. A través de una pequeña peregrinación por el lugar, el padre nos guía con calidez y profundidad, contándonos hechos impactantes, testimonios reales y experiencias increíbles que marcaron a toda una comunidad. Todo está acompañado por imágenes de archivo y registros de la época que le dan vida al relato.
El video no solo te informa, sino que te atrapa. Es tan dinámico, entretenido y cercano que te deja con ganas de saber más. Es una invitación a investigar, reflexionar y, quizás, a visitar ese pequeño lugar donde lo sobrenatural se hizo presente.
La devoción a la Virgen de Fátima nació en un humilde pueblo portugués en 1917, cuando tres pastorcitos aseguraron haber visto a la Virgen María. Sor Lucía, una de las videntes, describió cómo la Virgen le mostró “un corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente” (Aparicio González, 2012, p. 1089), pidiendo que se consuele ese dolor con oración y reparación. Este mensaje de fe y sacrificio pronto se convirtió en un llamado intenso a rezar el Rosario y a la devoción al Inmaculado Corazón de María, comprometiendo a sus seguidores con promesas espirituales profundas.
El impacto de esta devoción fue tal que en 1952 el Papa Pío XII la declaró “Patrona de Portugal”, dando a Fátima un reconocimiento oficial que impulsó su influencia más allá de las fronteras lusas (Aparicio González, 2012, p. 1085). Desde entonces, miles de fieles de todo el mundo comenzaron a peregrinar a los santuarios, a construir iglesias dedicadas y a abrazar la práctica del Rosario como vía de salvación y consuelo. La devoción, lejos de ser solo un fenómeno local, se transformó en un movimiento global que unió la espiritualidad popular con la tradición católica.
Hoy, Fátima es un símbolo universal de esperanza, fe y reparación espiritual. La Virgen prometió a quienes practiquen esta devoción asistencia especial en la hora de la muerte, un mensaje que sigue inspirando a millones en todo el planeta (Aparicio González, 2012, p. 1089).
FUENTES:
Aparicio González, María Jesús (2012). La devoción de Nuestra Señora la Virgen de Fátima. En Advocaciones Marianas de Gloria (pp. 1083-1100). San Lorenzo del Escorial: Ediciones San Lorenzo. Dialnet-LaDevocionDeNuestraSenoraLaVirgenDeFatima-4100921.pdf
El 22 de marzo de 1907 nació en el corazón de Portugal, Lucía de Jesús Rosa dos Santos, una niña campesina y humilde que marcaría la historia de la espiritualidad moderna.
La vida de Lucía dio un giro radical en 1917, cuando, con apenas 10 años, afirmó haber presenciado apariciones de la Virgen María junto a sus primos, Jacinta y Francisco Marto, en Cova da Iria, en Fátima, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de ese año.
Lo que comenzó como una visión en el campo se convirtió en uno de los fenómenos religiosos más impactantes del siglo XX, dando origen al hoy mundialmente venerado Santuario de Nuestra Señora de Fátima.
Pero la historia de Lucía no terminó allí. Se convirtió en monja carmelita descalza, bajo el nombre de Sor María Lucía de Jesús y del Corazón Inmaculado. Fue testigo silenciosa de grandes momentos, incluyendo dos encuentros con el papa Juan Pablo II, en 1982 y en el año 2000, cuando asistió a la beatificación de sus primos videntes.
Una de las obras fundamentales que escribió fue las “Memorias”, en las que relata con detalle las apariciones y su contexto, y los “Llamamientos del Mensaje de Fátima”, donde enfatiza las enseñanzas y advertencias de la Virgen.
Lucía falleció el 13 de febrero de 2005, a los 97 años, en el Carmelo de Santa Teresa, en Coímbra. Juan Pablo II rezó por ella y envió a su representante personal a su despedida. Un año después, sus restos fueron llevados a Fátima, para descansar eternamente junto a los pequeños visionarios con quienes compartió el secreto del cielo.
En 2008, comenzó oficialmente el proceso de beatificación. Y en junio de 2023, el papa Francisco la declaró Venerable. El camino hacia los altares continúa y el legado de Lucía sigue iluminando a millones con la luz de lo eterno.
Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. (s.f.). Sor María Lucía de Jesús y del Corazón Inmaculado: Vidente de Fátima (1907–2005). Corazones.org. Recuperado el 29 de mayo de 2025, de https://www.corazones.org/maria/fatima/biografia_lucia.html
Durante las apariciones en Fátima, la Virgen María y el Ángel de la Paz enseñaron a los pastorcitos varias oraciones fundamentales:
Oración por los pecadores enseñada por la Virgen de Fatima:
¡Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados que tanto ofenden al Inmaculado Corazón de María!
Oración de reparación enseñada por la Virgen de Fátima:
¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas especialmente a las más necesitadas!
Oración del Ángel de la Paz:
“Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.”
Oración de la Santísima Trinidad enseñada por el Angel:
“¡Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo…”
Estas oraciones fueron transmitidas a los niños por el Ángel y la Virgen María durante las apariciones en Fátima junto con la necesidad de rezar el rosario todos los dias.
Tal como la Virgen de Fátima lo había anticipado, ambos pastorcitos cayeron enfermos a finales de 1918, víctimas de la pandemia de gripe española.
Francisco Marto, tras varios meses de sufrimiento debido a complicaciones que evolucionaron en una neumonía, falleció en su hogar el 4 de abril de 1919. Según relata su prima, la hermana Lucía, durante su enfermedad se destacó por una actitud contemplativa y un constante deseo de consolar a Jesús.
Por su parte, Jacinta Marto también fue gravemente afectada por la gripe. A pesar de los cuidados recibidos, su salud se deterioró rápidamente. Fue trasladada a Lisboa para recibir tratamiento, donde fue sometida a varias intervenciones quirúrgicas que no tuvieron exito. Finalmente, murió el 20 de febrero de 1920, en un hospital de la capital portuguesa, apenas tres años después de las apariciones.
Durante el transcurso de su enfermedad, ofreció todos sus sufrimientos por la conversión de los pecadores, mostrando una profunda espiritualidad pese a tratarse de una niña de tan solo nueve años.
El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima se erige como respuesta a la petición que la Virgen María hizo en sus apariciones de 1917 a los tres pastorcitos: Lúcia de Jesús, Francisco y Jacinta Marto. En particular, durante la aparición del 13 de octubre de 1917, la Virgen expresó claramente su deseo de que se construyera una capilla en su honor en el lugar conocido como Cova da Iria. Esta capilla fue finalmente construida en 1919, dando inicio a lo que hoy es un importante complejo religioso.
Ubicado en el sitio exacto donde tuvieron lugar las apariciones, el Santuario se ha convertido en uno de los principales lugares de peregrinación a nivel mundial. La atención pastoral y el acompañamiento espiritual a los miles de peregrinos que llegan cada año forman parte esencial de la misión del Santuario.
Además de su función devocional, el Santuario de Fátima cumple un rol evangelizador, difundiendo y estudiando el mensaje que la Virgen entregó a los pastorcitos, considerado un llamado a la oración, conversión y penitencia.