Un Camino de Esperanza hacia la Vida Eterna
La Asunción de la Virgen María es un dogma clave en la vida cristiana que nos invita a reflexionar sobre la esperanza de la vida eterna. Como nos recuerda Josemaría Escrivá: “La fe nos confirma que aquí abajo, en la vida presente, estamos en tiempo de peregrinación, de viaje; no faltarán los sacrificios, el dolor, las privaciones. Sin embargo, la alegría ha de ser siempre el contrapunto del camino” (Es Cristo que pasa, 177). María, al ser llevada al Cielo en cuerpo y alma, nos señala que, a pesar de las pruebas de la vida, la esperanza en la gloria eterna es una certeza para todos los cristianos.
Escrivá subraya que la Asunción es una manifestación de la esperanza gozosa, un recordatorio de que, aunque somos peregrinos, “Nuestra Madre nos ha precedido y nos señala ya el término del sendero: nos repite que es posible llegar y que, si somos fieles, llegaremos” (Es Cristo que pasa, 177). María no solo es ejemplo de fe, sino también guía y apoyo en nuestro caminar hacia la salvación.
La Asunción de María es también un recordatorio de su constante intercesión por nosotros. “La Santísima Virgen no sólo es nuestro ejemplo: es auxilio de los cristianos”, nos recuerda Escrivá (Es Cristo que pasa, 177). Así, la Virgen María, además de ser un modelo a seguir, se convierte en nuestra protectora, siempre dispuesta a ayudar y a interceder ante Dios por sus hijos.
En conclusión, la Asunción no solo celebra la gloria de María, sino que nos invita a confiar en su intercesión y a vivir con esperanza en la promesa de la vida eterna. Como expresa Escrivá, “todo tiene un sentido divino”, y la Asunción de María es la confirmación de que, a través de la fe, podemos llegar al Cielo y alcanzar la gloria junto a Dios (Es Cristo que pasa, 177).
FUENTE
“Es Cristo que pasa” (p. 177) información publicada en la página escriva.org por Escrivá de Balaguer, J. (1975). Ediciones Rialp. Sitio web: https://https://escriva.org/es/es-cristo-que-pasa/177/