Redacción Marta Susana Garay
Cuando en Francia, María se apareció en 1830 a Catalina como Virgen de la Medalla de la Inmaculada Concepción, se desató el cólera, en el que fallecieron miles de personas; pero también muchas fueron las curaciones debido al rezo de la Medalla que la Virgen pidió realizar y desde entones la Medalla pasó a ser reconocida como Medalla Milagrosa.
Por eso en momentos de aflicción, enfermedad o incertidumbre, para una paz mental y espiritual es bueno encomendarse a María con tu medalla en mano y este rezo sencillo.
Oh María, sin pecado concebida, cuya inmensa bondad y tierna misericordia no excluye el alivio de este amargo fruto de la culpa que se llama enfermedad de la cual es con frecuencia víctima nuestro miserable cuerpo! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me tenéis implorando vuestro favor. Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra de vuestro Hijo Jesús, obténgalo este querido enfermo, que os recomiendo, mediante la aplicación de vuestra Medalla. Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor vuestro, podamos exclamar agradecidos: La Medalla Milagrosa le ha curado.
Amen

Oración de consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

Oraciones a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa