Redacción Marta Garay
Como todo ser humano en la tierra, somos esencia y circunstancias, a veces se impone nuestra esencia y a veces nuestras circunstancias, pero ante la mirada de nuestra madre María, somos todos iguales.
Aproximadamente en el año 1994, habiéndonos mudados meses atrás y en el afán de entablar relación con los nuevos vecinos , surge una amistad con mi vecina lindera y entre tantas charlas le cuento de mi anhelo de ser madre de una hija mujer y mi deseo de llamarla María Belén.
Pero el hombre propone y Dios dispone; y en mi caso no quiso que pudiera concretarlo.
Pasaron meses y mi vecina en Septiembre da a luz a una niña; y cómo la llama? Si. María Belén
Literalmente me había robado el nombre.
A principio de 1997, quedo embarazada con fecha probable de parto el 06 de Diciembre.
Y efectivamente fue así, porque ese sábado comienza mi mañana con contracciones; pero debía esperar entrar en trabajo de parto, así que estuve como en peregrinación…. pero al hospital. Hasta cuándo? Si. Hasta el lunes 8 de Diciembre de 1997, día en que nació Agus. SI. El día de la Virgen María.
No saben la felicidad inmensa que sentí, por fin la tendría en brazos, pero…..y si; siempre hay un pero. Debido a un sufrimiento fetal, la bebé debió quedar internada. Hasta ahí lo que quería contarles acerca de mi historia personal.
A esto le continua mi otro relato, dejo link De la dulce espera a esperar en agonía Sobre como la Virgen de Itatí salvó a mi hija.
Con el tiempo me di cuenta, que la virgen me confirmó que el nombre María Belén debió ser para ella, al menos yo lo tomé así.
No me siento especial o privilegiada.
María nos habla de formas distintas a todos, sólo que en nuestra existencia ajetreada quizás no la escuchemos.