Redacción Marta Susana Garay
Ámsterdam que por entonces se debatía entre dos sociedades, la permisiva y la de fe, tuvo su consagración a Cristo en un hecho llamado el Milagro Eucarístico.
El 15 de Marzo de 1345 un hombre se hallaba en su domicilio moribundo y pidió recibir los santos Sacramentos, pero vomitó la Hostia. La señora que hizo la limpieza tiro el vomito al fuego y al día siguiente al remover la ceniza encontró la Hostia intacta; lo reservo guardándolo en un cofre y dio aviso al sacerdote, quien lo saca de ahi y lo llevó a la Iglesia de San Nicolás. Pero la Hostia regresaba al cofre una y otra vez cada vez que era llevada a la Iglesia. Entendiendo que la Hostia no quería dejar la residencia del fallecido levantaron una capilla ahí mismo. En 1346 luego de una investigación el Obispo Utrecht lo declara como milagro. Y la Hostia es llevada a la Iglesia de San Nicolás, pero esta vez en solemne procesión.
Procesión que se realiza todos los años en conmemoración a este hecho, con la particularidad que en algún momento y debido a un contexto particular de Holanda se llevaba a cabo en silencio (Stille Omgang).
La Hostia resistió el fuego en más de una oportunidad, y en su reubicación en el Begijnhof también padeció los embates de la intolerancia religiosa.
Begijnhof es una residencia destinada a una orden católica, de beatas holandesas solteras o viudas, al servicio de enfermos.
Entérate en profundidad de todas las peripecias que rodea a este milagro Eucarístico.

Milagro Eucarístico Amsterdam, Holanda, 1345

Una Hostia consagrada se preservó milagrosamente a pesar del fuego. Amsterdam Holanda 1345

Amsterdam no es solo la «ciudad del pecado» de Europa: es el corazón eucarístico de los Países Bajos

Begijnhof de Amsterdam