Seleccionar página

Por: Elidé Marisel Rojas

A diferencia de otros dioses aztecas, como Huitzilopochtli, asociado con la guerra, los sacrificios humanos y la sangre, Ometéotl era el dios de la vida, la naturaleza, la alegría y la unidad. Era considerado el gran creador, el que mantenía el equilibrio y la cohesión entre todo lo existente, siendo el eje que sostenía el orden del universo.

Según Ángel Brito (2019), su nombre se interpretaba como «El inventor de sí mismo», lo que refleja su naturaleza única. Ometéotl no fue creado por otro ser o fuerza; él mismo se creó, existiendo por sí mismo con total autosuficiencia. A diferencia de otras deidades, que se representaban con forma humana o animal (antropomórfica), Ometéotl se simbolizaba mediante una espiral y una flor llamada naujín, elementos que representaban la vida y la energía cósmica, fluyendo sin fin a través del universo.

Ometéotl era la fuerza que mantenía la unidad del mundo, garantizando el equilibrio entre el cielo, la tierra y el inframundo. Se le veía como el dios que otorgaba vida a las plantas, a los seres humanos y a la naturaleza en su totalidad. Su esencia trascendía las fronteras del tiempo y el espacio, ya que estaba presente en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde lo más pequeño hasta lo más grande.

Su rol dentro de la cosmovisión azteca era esencial, pues aseguraba la continuidad del ciclo vital y el bienestar de la humanidad. Además, su figura fue adoptada dentro de los rituales y creencias del pueblo azteca, donde se le rendía culto como el gran creador y sustentador de la vida.

FUENTE:

Brito, A. (2019, 15 de noviembre). Los misterios de la tilma de Guadalupe (VIDEO COMPLETO)Maria de Nazaret. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=7cZ4cZfWp8c&t=1332s