Cambio de peso durante el Éxtasis
Otro fenómeno inexplicable que acompañaba los éxtasis de las niñas videntes en Garabandal era el repentino cambio de peso corporal. Varios testigos relataron que, al intentar levantarlas mientras estaban en éxtasis, se volvían extraordinariamente pesadas, hasta el punto de resultar inamovibles, como si una fuerza sobrenatural las mantuviera fijas al suelo. Sin embargo, una vez terminado el éxtasis, recuperaban su peso normal, y podían ser levantadas sin dificultad.
Uno de los testimonios más contundentes es el de Pepe Díez, quien presenció una escena que dejó perplejos incluso a los más escépticos. Dos hombres de Santander, intrigados por lo que se decía de las apariciones, viajaron al pueblo para observar los hechos por sí mismos. Uno de ellos, más joven y fuerte, acostumbrado a levantar cargas pesadas como sacos de trigo o cemento, observó a una de las niñas y estimó que no debía pesar más de 40 kilos. Quiso comprobar por sí mismo si esos relatos de “peso imposible” eran ciertos.
Después de obtener el permiso de Ceferino, padre de la niña, intentó levantarla mientras se encontraba en éxtasis. Pepe Díez recuerda:
“Y venga a hacer esfuerzos y venga a hacer movimientos y no pudo despegarla del suelo y se volvió donde el padre de Jacinta… y dice: ‘Oye… si yo voy a Santander y digo esto, no me creen…’”.
Pero lo más impactante vino después. Cuando terminó el éxtasis, Ceferino animó al joven a intentar nuevamente levantarla.
“La levantó igual que una muñeca… y se asustó, el chico se asustó, porque la suspendió más de lo que pensaba, y dice: ‘Hombre, ahora sí que estoy convencido de que esto es verdad. Ahora que, esto yo no lo puedo decir porque no me lo cree nadie’” (Pepe Díez).
Un episodio similar fue relatado por la brigada Álvarez, testigo de un momento íntimo en la cocina de la casa de Conchita. Allí se encontraban presentes también el Dr. Ortiz, de Santander, y varios sacerdotes. En medio de una escena sencilla, Conchita entró en éxtasis.
En ese estado intentó alzar una medalla para que la Virgen la besara, pero no alcanzaba la altura. Conchita le pidió ayuda a su amiga:
“Salta tú, porque yo no puedo llegar”.
Jacinta no estaba en éxtasis y, al ver que su amiga no lograba alcanzar, algunos presentes intentaron levantar a Conchita. Pero fue imposible moverla.
“Ni siquiera la movíamos del suelo, daba la sensación de que pesaba miles de kilos”, recuerda la brigada Álvarez.
Lo más sorprendente fue que Jacinta, siendo una niña sin especial fuerza física, pudo levantarla fácilmente con sus propias manos y sin ayuda de nadie.
“Aquello me dejó perplejo…”
FUENTE
- Libro “Garabandal: a la luz de la historia” Edición Spanish, escrito por José Luis Saavedra para su Primera Tesis Doctoral de Teología Histórica a la luz del proceso de las apariciones. Obtenido del sitio web PDFCOFFEE: https://pdfcoffee.com/